Todo parece indicar que EEUU bombardeará Siria en los próximos días, es lo que los medios y la diplomacia denomina eufemísticamente “intervenir”. Para empezar debemos aclarar que tenemos la humildad de reconocer que, aunque parece indiscutible que hubo una masacre por armas químicas, no sabemos quiénes fueron los responsables. Es por ello que la ONU envía inspectores a la zona. Ignorado esto podemos presentar algunas deducciones lógicas. La primera de ellas es el principio establecido en el Derecho Romano y utilizado en criminalística de “cui prodest” (¿quién se beneficia?). Desde hace semanas, en la agenda de las potencias occidentales y sus adláteres árabes están las acusaciones contra el gobierno sirio por el uso de armas prohibidas, lo más absurdo que podría hacer ese gobierno sería asesinar un millar de civiles, incluidos niños, en un barrio que no forma parte del frente y poner en bandeja la justificación de una intervención militar de EEUU o de la OTAN. Es decir, la respuesta de “a quien beneficia” la masacre por agentes químicos es los partidarios de esa intervención militar contra Siria.
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Acontecimientos complejos como los que se están desarrollando en Haití ahora requieren conocer la historia y antecedentes para poder ser comprendidos. Esperar que los grandes medios nos tengan informados de la realidad, precedentes, contexto y claves de interpretación hace tiempo que debe estar descartado. Por ello, libros como éste del médico Paul Farmer, “Haití para qué” resultan necesarios a quienes nos seguimos resistiendo a considerarnos informados simplemente por escuchar las noticias de los grandes medios.
Los medios han recogido con alborozo la noticia de que los cubanos podrán comprar “libremente” aparatos electrodomésticos y alojarse en los hoteles del país, algo que hasta ahora no les estaba permitido.
El ejemplo de ING ilustra muy bien el funcionamiento del sistema financiero, la Bolsa y el papel del Estado con sus ayudas.
Cuando la lucha de un pueblo se alarga durante 40 años, y la organización político-armada que la lideraba lleva veinte años de tregua después de que le fuera prometida una salida pacífica del conflicto que resultó ser mentira, los ciudadanos adoptan formas de lucha de todo tipo. Es lo que ha sucedido con el pueblo saharaui. Su reivindicación de independencia se remonta a finales de los años 60 y la tregua entre el Frente Polisario y el ejército de Marruecos, a 1991.