Página personal del Periodista Y Escritor Pascual Serrano

Juan José Millás y la revolución cubana del carajo

Sabíamos que el diario El País había sobrepasado por la derecha a otros periódicos nacionales en todo lo relativo a Venezuela y Cuba, pero lo que no podíamos imaginarnos es que sus columnistas iban a superar en antisocialismo –el de verdad, no el de la OTAN- nada menos que a Esperanza Aguirre. Si hace unos días fue la presidenta de la Comunidad de Madrid quien se indignaba porque un médico madrileño fuese consultado por el equipo médico cubano que asiste a Fidel Castro, ahora ha sido Juan José Millás en su columna de El País del día 29 quien se ha preocupado por la falta de igualitarismo cubano.

Comienza Millás tomándola con el doctor García Sabrido porque no le ha aclarado cuál es la patología del presidente cubano: “Un médico de prestigio mundial ha viajado a Cuba para hacer un diagnóstico acerca de lo que Fidel Castro no padece […]. Quiere decirse que tu médico de cabecera puede pasarse la cena de Nochevieja relatando a sus amigotes lo que no tienes, pero si cuenta lo que tienes lo enchironan.” Millás confunde un diagnóstico médico con una rueda de prensa.

Y, cómo no, ya encontró Millás, al igual que hiciera su media naranja ideológica Esperanza Aguirre, el gran argumento sobre la sanidad cubana: “En otras palabras, que los responsables de imagen han metido la pata, sobre todo porque nos hemos enterado al mismo tiempo de que Cuba no tiene médicos, que era uno de sus mitos”. Cuba tiene médicos, 5’18 por cada mil habitantes (España tiene 3’30). Además, los tiene también por miles en los lugares más pobres y remotos del mundo, donde no han visto un médico español en su vida. Donde no están los médicos cubanos es en clínicas privadas atendiendo sólo a quienes tienen el dinero necesario.

Y continúa Millás/Aguirre: “Probablemente Cuba tampoco tenga sistema educativo, pues no parece muy cortés ni muy solidario, tal como están las cosas en la isla, fletar un avión con medicinas, aparatos y personal sanitario para atender a un solo hombre”. Tremenda preocupación la del columnista por esa desigualdad, no lo sabíamos tan partidario del igualitarismo comunista. Ese argumento podría haberlo utilizado hace tiempo: por qué tiene automóvil Fidel Castro si no lo tienen todos los cubanos, por qué su vivienda está pintada si otros ciudadanos no pueden pintar su fachada, por qué Castro puede viajar a las cumbres de jefes de Estado y no los demás cubanos.

Juan José Millás entiende que pueda haber un avión privado, decenas de médicos y el mejor hospital para un millonario, eso es ley natural. Quien no lo puede tener es el presidente de un país comunista, pero por supuesto sí los presidentes de los países no comunistas. ¿Me encontraré yo quizás en España en la cola de la consulta con Juan Carlos de Borbón o Rodríguez Zapatero? ¿Se encontrará él en la consulta con el yonqui que vende clínex en las paradas de los semáforos? Como empleado orgánico al servicio del capitalismo, sin duda Millás puede permitirse no tener que aguantar las listas de espera que su amiga Aguirre gestiona mientras vende la sanidad pública a la iniciativa privada.

Y termina diciendo: “Nos recuerda a aquellos dictadores que movilizan una flota para hacerse traer el caviar del Báltico (en el caso de que el caviar sea de allí). O sea, que Fidel está bien, pero la Revolución se ha ido al carajo”. Efectivamente, vamos a decir que al presidente cubano le traen caviar del Báltico, y prostitutas de lujo, y cocaína de la mejor calidad; total, todo vale contra Castro. Y si, según él, una revolución justa se ha ido al carajo porque a su presidente lo atiende un médico extranjero, mejor es ni mencionar dónde estamos nosotros.

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