Queremos enterarnos de todo pero no tenemos mucho tiempo. Leemos rápidamente los titulares de las ediciones digitales de los periódicos de siempre (quizás, los mismos titulares varias veces al día), consultamos las actualizaciones de nuestros contactos en Facebook, ojeamos algunos tuits y, si hay oportunidad, buscamos completar o contrastar algo que nos haya llamado mucho la atención. El móvil vibra cerca con algún mensaje recibido y unos cuantos libros descansan pacientes en una esquina de la mesa. La información está por todos los lados pero, según la frase de El Roto, que rescata Pascual Serrano en La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes (Península, 2013), “gracias a las nuevas tecnologías, me informo al segundo y lo olvido al instante”.
Seguir leyendo en la revista Pueblos