Página personal del Periodista Y Escritor Pascual Serrano

La política de la mentira


Una vez más, el Partido Socialista nos ha vuelto a sorprender haciendo suyo un discurso y el contrario. Por un lado, Rodríguez Zapatero insinúa en la prensa marroquí la renuncia del referéndum del Sahara afirmando que "las estructuras políticas de los países no deben basarse en la separación" y que la cuestión saharaui "no pasa por una dimensión política sino humanitaria", al tiempo que Manuel Chaves califica de error el simbólico referéndum que se celebró en el patio del Parlamento andaluz. Y mientras tanto, José Bono afirma con contundencia que "en Marruecos no hay democracia, no se respetan los derechos humanos y falta libertad", comentarios que, a buen seguro, habrá obviado Zapatero en su encuentro con el rey y los ministros marroquíes.

En conclusión, si usted ciudadano cree que el gobierno marroquí es un gobierno legítimo, al que no hay que molestar para que nos deje pescar en sus aguas, que la represión y pobreza del pueblo marroquí que les impulsa a huir a Europa a costa de sus vidas se resuelve blindando nuestras fronteras con la colaboración de Marruecos y que la invasión del Sahara por su vecina dictadura es una cuestión humanitaria que no requiere solución política alguna, se verá plenamente identificado en el PSOE, vía Zapatero.

Si por el contrario, piensa que Marruecos es una dictadura, donde la oposición es perseguida y la corrupción y violación de los derechos humanos es causa de la migración marroquí sobre la que hay que actuar mediante la denuncia de sus causas, y que el pueblo saharaui requiere de nuestra solidaridad ante la ilegal ocupación de Marruecos, observará que también se encuentra identificado en el PSOE, vía Bono y otros dirigentes socialistas.

A estas alturas, la capacidad del Partido Socialista para combinar dos posiciones antagónicas con el único objetivo de que cualquier postura crea verse reflejada en ese partido está más que desarrollada. Cuando el debate de la OTAN, mientras Felipe González ya se pronunciaba por nuestra incorporación, las Juventudes Socialistas y las bases del partido seguían vendiendo en fiestas y chiringuitos pincs en contra de la Alianza. El PSOE ha sido el único partido del mundo que ha promulgado una ley que impide el aborto libre mediante una ley de plazos y pedía la libertad de ginecólogos procesados por jueces que aplicaban esa ley, para más orgullo, ginecólogos militantes de su partido. También durante su gobierno, mientras sembraban nuestra geografía de centrales nucleares, seguían fieles a la iconografía del "Nuclear, no gracias".

Y hoy, cuando ejercen de fiel socio de Estados Unidos, vía OTAN o cualquiera que otra que se le proponga, inauguran monumentos al Che en Leganés, líder de la lucha contra el imperialismo de Estados Unidos.

Algún cínico quizás hasta me responda que eso es un signo de pluralidad. Yo por pluralidad entiendo la capacidad de integrar varias posiciones diferentes, pero que guardan un modelo de sociedad y proyecto político común. Si lo que un partido tiene, o dice tener, según quien hable o en qué momento, es una postura y la contraria, no se trata de pluralidad, sino de mentira y engaño. Y en eso, el Partido Socialista es maestro. El PSOE lleva años diciendo lo que unas bases quieren escuchar y haciendo lo que otros sectores sociales quieren que haga, aunque ambas cosas no se parezcan en nada.

Espero que llegue el momento en que los ciudadanos, independientemente de nuestra ideología, haya algo que nunca perdonemos a ningún partido, el engaño. Más todavía si se hace a costa del pueblo saharaui y de los que se dejan la vida en el Estrecho huyendo de la dictadura marroquí.

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