El 15 de mayo el Ejército israelí bombardeó y destruyó un edificio que albergaba oficinas de medios extranjeros en Gaza, incluidas las de Associated Press y Al Jazeera. La Federación Internacional de Periodistas (FIP) condenó el ataque y apeló al Consejo de Seguridad de la ONU, pero ni este órgano emitió ninguna declaración, ni tampoco Estados Unidos o la Unión Europea, las dos potencias que suelen acusar a otros países de ataques a la libertad de expresión, condenaron el bombardeo.
Si repasamos los últimos conflictos descubrimos que los bombardeos de sedes de televisiones internacionales o centros de prensa han sido frecuentes. Pero, además de frecuentes, también podremos comprobar que las bombas siempre proceden del mismo bando y con el mismo resultado de impunidad. Podríamos afirmar que, si el año que viene una televisión del mundo sufriese un bombardeo, habría un 99% de posibilidades de que las bombas se las lanzase EEUU, la OTAN o Israel.
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