Hay quien se empeñó en decir que son vascos, para asustar con el ya habitual “son ETA”. Pero lo cierto es que son valencianos. Del caso Gürtel y demás corrupciones dan buena cuenta en sus canciones. Rimas cargadas de denuncia que se sirven del humor negro para dar latigazos a quien escucha. Rapean contra el capitalismo, el racismo, la homofobia, el machismo, hablan de Gamonal, de la PAH… Los Chikos del Maíz acaban de presentar álbum, ‘La estanquera de Saigón’, 14 temas en los que no dejan títere con cabeza. Entre otras cosas, cantan: “No nacimos para resistir, nacimos para vencer”.
Archivos mensuales: Dic PM
En alguna conferencia el periodista y escritor Pascual Serrano ha afirmado que la izquierda ha de superar la “fase plañidera” en torno al actual debate mediático, y plantear alternativas serias al vigente estado de cosas. Entrar en una fase propositiva que supere la queja inútil y así poder avanzar. Es lo que Serrano ya hizo en “Contra la neutralidad” (Península), en 2011, donde proponía como ejemplo de periodismo riguroso y comprometido las experiencias de varios reporteros de fuste: Ryszard Kapuscinski, John Reed, Robert Capa, Rodolfo Walsh o Edgar Snow. En “La Prensa ha muerto: ¡Viva la prensa!” (Península) el periodista hace algo parecido. Describe las experiencias de medios y periodistas que han explorado vías distintas a la del paradigma neoliberal.
Seguramente mucha gente habrá enviado y recibido muchos wasaps (es la adaptación adecuada al español, según la Real Academia) para felicitar estas fiestas y un Año Nuevo que se presenta tan interesante. La gente cada vez envía más wasaps, lo cual puede tener consecuencias sobre las relaciones sociales de cada cual y sobre la sociedad que se está construyendo, en nuestro país y en otros.
Victoriosos en la guerra fría, los EE.UU creían que se impondrían unilateralmente en el nuevo mundo globalizado. Han llegado hasta a pensar en el bombardeo de Siria y, por extensión, en el de Irán. Hasta que Obama se dio cuenta de que, en sus propias palabras, no había logrado apoyo para bombardear a Siria ni siquiera de su propia familia. Y así se acordó de que se puede hacer de todo con una bayoneta, menos sentarse sobre ella.
Gracias a Dios por Noam Chomsky. No por toda una vida de asaltos devastadores a nuestra hipocresía política, sino por su lingüística. Mucho antes de llegar a conocerlo, en mis tiempos de estudiante, cuando me afanaba en mi curso universitario de lingüística, el trabajo de Chomsky me alertó sobre el uso pernicioso del lenguaje. Por eso condeno de inmediato la vil semántica del Pentágono y la CIA. No sólo esa vieja frase lobuna daño colateral
, sino el lenguaje entero de la tortura. O, como la llaman los chicos que torturan en nuestro nombre, técnicas perfeccionadas de interrogación
.
Predominan en América Latina, hoy, a mediados de la segunda década de este siglo XXI, los gobiernos democráticos populares. La mayoría fue electa por fuerzas de izquierda. De los jefes de Estado, cinco actuaron como guerrilleros bajo dictaduras: Dilma Rousseff, de Brasil; Raúl Castro, de Cuba; José Mujica, de Uruguay; Daniel Ortega, de Nicaragua; y Salvador Sánchez, de El Salvador.
Ahora, ser de izquierda no es un problema emocional o una mera adhesión a los conceptos formulados por Marx, Lenin o Trotsky. Es una opción ética, con fundamento racional. Opción que tiene como objetivo favorecer, en primer lugar, a los marginados y excluidos. Así que nadie es de izquierda por declararse como tal o por llenarse la boca de clichés ideológicos, sino por la praxis que ejercen en relación con los segmentos más pobres de la población.
Conversaciones secretas al más alto nivel, intercambio de agentes, mediación del Vaticano, preparación del ambiente mediante editoriales en los diarios más influyentes, comparecencias simultáneas (que no conjuntas) de los jefes de Estado enfrentados difundidas en directo... Ayer asistimos a uno de los últimos capítulos de la guerra fría, una parte de la historia que a los jóvenes europeos les resulta absolutamente ajena pero que en Cuba se vivía todos los días.
Enfrentamos a un poder mediático altamente concentrado que a nivel global y en los espacios nacionales busca controlar las ideas, los deseos y la opinión pública, por lo cual ejerce una virtual represión ideológica contra cualquier lucha social. Es por eso que en nuestra lucha por una verdadera democracia, donde el pueblo realmente pueda participar activamente en la definición de sus destinos, reclamamos, en primer lugar, la democratización de los medios de comunicación.