En política son muchas las ocasiones en que, los que presuntamente lideran revoluciones y rebeliones, terminan frenándolas con la excusa de que hay que ir más despacio por razones tácticas. Sin embargo, ahora quisiera escribir del caso contrario: de movimientos ingenuos y espontáneos que, sin partir de trayectoria ni organización, creen haber encontrado el atajo para llegar al paraíso.