El libro "Desinformación. Como los medios ocultan el mundo" del periodista y ensayista Pascual Serrano hace un recorrido por los principales acontecimientos internacionales de los últimos años y revela que lo que sucede no es exactamente lo que nos contaron. El cofundador de la web alternativa Rebelión (www.rebelión.org) analiza las principales noticias de actualidad y nos obliga a reflexionar de un modo crítico sobre lo que vemos y leemos.
En tu libro partes de la premisa que los ciudadanos no están informados a pesar de leer o ver mucha televisión. ¿Vivimos en una gran mentira?
No me atrevo a decir que los medios mientan sistemáticamente, pero su nivel de desinformación, de retorcimiento de la realidad, de presentación alterada de la actualidad termina con el resultado de que, efectivamente, vivimos una gran mentira.
¿Qué interés tienen los medios en ocultar la verdad? ¿Qué ganan con eso?
No siempre se trata de un ocultamiento premeditado y planeado. Esto sucede en muchas ocasiones y obedece a intereses empresariales e ideológicos concretos, pero en otros casos es la propia dinámica de trabajo de los medios la que resulta incompatible con una adecuada información.
Entonces, ¿quién manda en los medios?, ¿el poder económico?
Respondería con otras preguntas, ¿qué criterios mandan en las fábricas de sillas o de refrescos? Sin duda el dinero y la búsqueda de la rentabilidad. ¿Por qué debería ser diferente en las empresas de comunicación?
¿Son todos los medios igual o estableces distinciones?
Son muy similares los criterios entre los medios privados que necesitan rentabilidad económica para sobrevivir, pertenecen a grandes grupos económicos y empresariales, y tienen en los ingresos publicitarios una parte importante de su facturación. Cambia cuando hablamos de medios de propiedad pública o gestionados por colectivos sociales.
¿Piensas que se puede informar con objetividad sobre algo?, ¿crees que existe?
No, creo que no existe la objetividad, ni la imparcialidad ni la neutralidad. Y cuanto menos se utiliza más se pregona. Hace tiempo que la gran patraña de los medios es intentar crear estados de opinión escudados en decirnos que nos están informando. El mismo momento en que se elige la noticia supone un claro posicionamiento. Lo que se debe reivindicar y exigir es honestidad, veracidad y pluralidad.
¿Cuál es el acontecimiento sobre el que la desinformación ha sido mayor, o que te ha impactado más a ti personalmente?
Han sido muchos. Sin duda, de relevancia internacional fue la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq. Luego dijeron que fue la Administración Bush la que engañó, pero eso no exime a los medios de responsabilidad y complicidad. Si entre la versión de Bush y la de millones de personas, técnicos de la ONU y expertos sobre la región, los medios difunden de forma preeminente la que resultó ser falsa, es evidente que formaron parte activa de la campaña de engaño masivo. El conflicto palestinoisraelí es otro caso de desinformación por falta de contexto y antecedentes, un tema que está todos los días en los medios de comunicación y del que pocas personas sabrían explicar sus orígenes.
Se dice que Obama es una creación mediática.
No se si es sólo una creación mediática, pero que ha contado con su apoyo es indudable. Ahora hemos visto que en esa campaña puede participar también la Fundación Nobel en otra prueba de sinergias de las diferentes manifestaciones del poder.
¿Y sobre Afganistán, ¿sabemos lo que pasa allí con los soldados españoles?
Ni con los soldados españoles, ni los ciudadanos afganos. Fue primera página la noticia de las elecciones presidenciales pero ya se han olvidado los medios hasta de contarnos quien las ha ganado.
Uno de los capítulos del libro lleva por titulo ‘Otra información es posible’. ¿Lo es realmente?
Sí es posible, otra cosa es que pueda ser igual de masiva e influyente que la de las grandes corporaciones. Por eso es tan importante desautorizar y deslegitimar a los medios hoy hegemónicos.
¿Cómo se puede saber lo que pasa en el mundo sin tener la sensación de que te engañan?
Lo más inteligente es utilizar menos los medios de comunicación diarios que no profundizan y recurrir a un libro que nos informará de un asunto con más profusión. En otras ocasiones, buscar autores y firmas que te merezcan confianza, informarse supone dejarte en manos de un profesional como cuando entras en un quirófano. Así que, como en este último caso, es importante asegurarse de su honestidad y profesionalidad. Por último, no dejar de saber quiénes son los dueños, accionistas y anunciantes que mantienen el medio de comunicación que estamos utilizando, quizás entonces encontremos muchas explicaciones a sus contenidos.
¿Qué piensas de los medios de comunicación en Galicia?
Si te refieres a los privados, la prensa regional gallega en castellano es similar a la del resto del estado, quizás alguna más importancia a la información internacional, conscientes del factor de la emigración gallega en el exterior, lo que también supone un sesgo ideológico a favor de los intereses de ese grupo social en su línea informativa. En cuanto a la prensa en gallego he observado un fenómeno curioso. Renunciar al castellano y optar por el gallego supone romper con el criterio comercial que exigiría no dejar el castellano. Una vez dado ese salto, sin pretenderlo quizás, se encuentran en mejores condiciones para afrontar sus contenidos con criterios más independientes del mercado y más plurales. De modo que he descubierto que la autoafirmación de una lengua ha terminado acompañada de una mayor autonomía para la selección de los contenidos.
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