Cumplidos cinco años de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC el balance resulta preocupante. Aunque el abandono de las armas por la guerrilla es indiscutible, no se ha realizado el reparto de tierras comprometido ni se garantiza la seguridad de los exguerrilleros, cientos de ellos han sido asesinados.