En todas las culturas y en todos los tiempos, los humanos han tenido animales de compañía. Sin embargo vivimos tiempos, en especial en los países ricos, en los que el protagonismo, la atención y el gasto destinado a las mascotas ha llegado a un nivel que está rozando el surrealismo y resulta insultante ante las desigualdades y la pobreza del mundo.