Se cumplen veinte años desde que llegaron los primeros presos al centro de detención de Guantánamo. Secuestrados, torturados y sin garantías judiciales. Los diferentes presidentes de EEUU que anunciaron su cierre no lo cumplieron. Mientras tanto, alguien está haciendo negocio porque mantener a esos presos cuesta 540 millones de dólares al año.