Algunos procesos judiciales se han convertido en auténticos terremotos que han convulsionado países y regiones. Sucedió con el caso Manos Limpias, un proceso judicial de 1991 que destapó una extensa red de corrupción que implicaba a los principales grupos políticos y a diversos grupos empresariales e industriales de la Italia de entonces.
O el caso Odebrecht, uno de los escándalos de corrupción más grandes en la historia reciente de América Latina, en el que se investigó el pago de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht a altos funcionarios y gobernantes de una docena de países para lograr adjudicaciones de contrataciones públicas.
Pues un proceso igual de impactante comenzó la semana pasada en el Vaticano. Se trata del mayor juicio celebrado en esta ciudad/Estado por delitos financieros. Primero por la gravedad de las acusaciones, y después por el número de imputados que serán juzgados en los Museos Vaticanos.
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