“El dictador debería recordar, por último, y esto es muy importante, que con el indulto en el futuro un nuevo presidente, quizás enemigo suyo, podría llevarlo ante una Corte penal por haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente. Los crímenes de lesa humanidad, que no lo olvide, no prescriben”. Lo anterior es un fragmento del artículo “No a las mentiras”, publicado en el diario El Universo el 6 de febrero de 2011 por el columnista Emilio Palacio. El texto, en el que increpa al presidente Rafael Correa, hacía referencia al intento de golpe de estado fallido en Ecuador el mes de septiembre del año anterior. El golpe se inició con un levantamiento policial al que se sumaron efectivos de la fuerza aérea que tomaron el aeropuerto internacional de Quito, mientras otros sectores golpistas intentaron ocupar la televisión estatal. El presidente Correa fue secuestrado por los policías sublevados y retenido durante diez horas en un hospital contra su voluntad. Finalmente fuerzas de asalto leales al gobierno lograron rescatarlo. Que estos fueran los acontecimientos no le impidió al columnista, hoy prófugo de la justicia en Miami, llamar diez veces “dictador” al presidente ecuatoriano y acusarle de disparar contra civiles.
Rafael Correa demandó al periódico por “injurias calumniosas” si bien sugirió que retiraría su demanda si el periódico rectificaba, algo a lo que se negaron. Tanto en primera instancia como en apelación los jueces ecuatorianos han considerado al columnista y a los propietarios del periódico culpables y los condenan a tres años de prisión y una multa millonaria que Rafael Correa anunció será destinada al proyecto ambientalista Yasuní-ITT", que tiene como objetivo principal dejar en el subsuelo una reserva de petróleo ubicada en la Amazonia del país suramericano. Los acusados se han seguido negando a la rectificación a pesar de que el presidente Correa mantiene su oferta.
Ante esta situación la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación por la sentencia y organizaciones que se presentan como defensoras de la libertad de expresión como el Comité para la Protección de Periodistas y Reporteros sin Fronteras la consideran ataque a la libertad de expresión. El secretario general de esta última organización reaccionó pidiendo al presidente ecuatoriano que resuelva rápidamente algunos retos a la libertad de expresión en el país y le instó además a que no persista el “clima de enfrentamiento o de odio” en los mensajes oficiales del gobierno que responden a editoriales desfavorables. Basta observar el párrafo del artículo condenado para apreciar quién es el que recurre a los mensajes de odio y quién los sufre.
Se trata sólo de un ejemplo, pero clarificador de hasta donde pueden llegar los medios de comunicación en sus campañas de mentiras y agresiones contra los poderes democráticos que no son de su gusto, y también del abuso del concepto de libertad de expresión en el que se escudan con la complicidad de instituciones internacionales.