Estas son un par de noticias relacionadas con la libertad de expresión y los medios que han pasado desapercibidas. Pensemos por un momento si hubiesen sucedido en Venezuela cuál hubiera sido su trascendencia informativa mundial.
La primera de ellas se desarrolla en Perú. Allí, el 1 de junio el Estado tomó el control del canal de televisión Panamericana, uno de los dos más antiguos del país. Dos días antes, el presidente peruano Alan García Pérez, pidió a la Superintendencia Nacional Tributaria (Sunat), que interviniese la televisión ante las deudas pendientes con el fisco. 48 horas después, doscientos policías tomaban posesión del canal y el Snat asumía su control por seis meses para asegurar el pago de una deuda de 117 millones de soles (40 millones de dólares de EE.UU.).
La otra noticia se desarrolla en Estados Unidos. Lyndal Harrington, agente inmobiliaria de 53 años, pasó cuatro días en prisión debido a unos comentarios publicados en su blog. Éstos trataban sobre Anna Nicole Smith, la modelo y ex chica de la revista Playboy, fallecida en 2007. La bloguera fue condenada la semana pasada por negarse a entregar su ordenador a un tribunal. Estaba acusada de contribuir a propagar falsedades, al decir que Virgie Arthur, la madre de Smith, se casó con su hermanastro y maltrató a su hija. La bloguera aseguró que una semana antes le robaron el ordenador y que por eso no pudo entregarlo a los jueces. También se mostró contrariada porque unos comentarios publicados para matar el tiempo en el blog ‘Rose Speaks’ (Rosa habla) le hayan llevado a la cárcel.
Es evidente que la gran mayoría de la opinión pública mundial no ha tenido conocimiento de estos dos casos, quizás porque no deban tener mucha trascendencia informativa. Ahora imaginemos por un momento que el cierre y toma del canal de televisión con doscientos policías hubiera sucedido en Venezuela y el encarcelamiento de la bloguera en Cuba.