Se han contado muchas mentiras y se han callado muchas verdades desde que Ramonet y Chomsky nos explicaron cómo los medios de comunicación nos vendían la moto. El análisis de los medios es una de las batallas que hay que librar todos los días. Las empresas de comunicación comercial despiertan cada vez mayor desconfianza. Basta rascar un poco, contrastar alguna noticia sospechosa para encontrar sus agujeros y sus apósitos. Eso es lo que hace Pascual Serrano. Muchos seguimos su recolecta de embustes cotidianos en las tragicómicas Perlas que publica en Rebelion.org. En “Desinformación” (Península) va más allá y hace inventario razonado de las peores, ¿o mejores?, falacias de los grandes medios. Pero esta obra no es solo un catálogo: Serrano tendría para aburrir; el autor propone un modelo de desconfianza metódica para acercarse al periódico o al telediario con cautela, casi con miedo preventivo: “A ver qué me van a contar éstos hoy sobre Venezuela”. Ésta es quizás la mayor virtud de la obra, que traza una plantilla crítica el análisis crítico de las noticias. La fórmula sirve para Europa, América Latina, Estados Unidos, Asia o África: silencios clamorosos, repeticiones obscenas, tergiversaciones impúdicas… Las formas de teledirigirnos son inagotables, pero no invisibles. Serrano las enumera, las fiscaliza y las desarma. Ellos pueden seguir mintiendo, pero ahora saben que lo sabemos.