El pasado 27 de junio se presentó en Washington un informe sobre “Inquietud global con respecto a las principales potencias del mundo” que el grupo de análisis The Pew Global Attitudes Project PEW ha llevado a cabo entre 45.239 personas de 47 países. A través de él han podido saber los estadounidenses la imagen que se tiene de ellos en el mundo. El propio informe precisa que "en 2000, una gran mayoría en Canadá, Reino Unido, Francia y Alemania tenía una imagen positiva de EE UU. Y lo mismo sucedía en España, con un 50%". Sin embargo, mucho ha cambiado el panorama reconoce el documento. En España, sólo un 34% de los ciudadanos tiene una buena imagen de la primera potencia mundial, mientras que “60% de los españoles tiene una opinión desfavorable de Estados Unidos" y está en desacuerdo con la idea de democracia de los estadounidenses, lo que sitúa a España a los niveles de los territorios palestinos, Francia, Alemania o Kuwait. Por ejemplo, siete de cada diez españoles creen que EE UU fomenta la desigualdad entre ricos y pobres con sus políticas.
También, de entre todos los países occidentales, España es el más crítico con el presidente George W. Bush: un 88% de los españoles dice no confiar ni en Bush ni en Vladímir Putin como presidentes de dos grandes potencias mundiales. Tan sólo un exiguo 7% confía en el presidente de los estadounidenses, exactamente la misma cifra que el año pasado. Es, además, la mitad del 14% francés. Hugo Chávez, con un 16%, obtiene mejor nota, es decir más del doble de españoles confían en Hugo Chávez que en George Bush.
España tiene la población más crítica con la diplomacia estadounidense, sólo ligeramente superada por Francia y Suecia entre los encuestados. Un 75% de los españoles cree que los intereses de EE UU no coinciden en absoluto con los españoles.
Igualmente, un 71% de los españoles asegura que los ocupantes tendrían que retirarse de Irak cuanto antes, tal y como hizo Rodríguez Zapatero con las tropas españolas en 2004. El porcentaje que cree que se debería hacer lo mismo en Afganistán está muy cerca, un 67%.
La particular "guerra contra el terrorismo" del presidente George W. Bush no convence en España. Si un 63% la apoyaba en el año 2003, después de los atentados del 11-M esta cifra cayó a un 26% en 2005 y se ha mantenido en torno al 20% desde entonces. El apoyo a esta política estadounidense ha caído drásticamente en toda Europa, con una media de al menos 25 puntos porcentuales en casi todos los países. Así, ha caído de una opinión 75% favorable en Gran Bretaña en el 2002 al 51% actual y del 60% al 30% en Alemania.
En los países árabes la opinión de Estados Unidos es deplorable, así encontramos a Turquía con un 83 % de opinión desfavorable, Jordania y Egipto con un 78 % en contra. Entre los países con una opinión más favorable de Estados Unidos, están Ghana, Kenia, Mali, Israel y, como no, ellos mismos, Estados Unidos.
En cuanto a América Latina, Estados Unidos tiene en la Argentina, con un 72 por ciento en contra, el peor índice de popularidad del mundo, fuera de Medio Oriente.
Solo siete naciones latinoamericanas fueron incluidas en la consulta internacional. Y en todas ellas se observó la disminución de la popularidad del imperio. En Perú, que tiene el más alto índice a favor de Estados Unidos, se observa una pérdida de 13 puntos porcentuales con relación al 2000, ya que ahora tiene un 61% cuando antes era del 74%. En el mismo caso de descenso se encuentran Argentina, donde Estados Unidos perdió 34 puntos, del 50% a 16%; Venezuela 33 puntos, de 89% a 56%; México 32 puntos, de 68% a 56%; Bolivia 24 puntos, de 66% a 42%; y Brasil, 12 puntos, de 56% a 44%.
Respecto de la impopularidad de Bush, la encuesta indica que se lo considera menos confiable en política exterior que el presidente ruso Vladimir Putin entre los consultados en Gran Bretaña, Alemania y Canadá.
Pero vastas mayorías creen que Estados Unidos no tiene en cuenta los intereses de sus países al formular la política exterior, se preocupan de que las costumbres estadounidenses estén perjudicando sus naciones, y creen que Estados Unidos contribuye a la brecha entre países ricos y pobres.