Son numerosas las ocasiones en que, en nuestras sociedades, se apela a la libertad del individuo para permitir las cosas. Es el caso de las azafatas cosificadas en eventos deportivos; el pasado mes de mayo en el circuito de Fórmula 1 de Barcelona se repitió el debate, y antes en Jérez de la Frontera. Organizaciones feministas y algunas políticas critican que se utilice como reclamo sexual del hombre y proponen eliminar la figura de la azafata sensual y ligera de ropa. Frente a ello, los defensores recurren a testimonios de algunas de esas mujeres justificando su trabajo y defendiendo su libertad individual.