Página personal del Periodista Y Escritor Pascual Serrano

Impasses de los gobiernos progresistas de América Latina

 

Predominan en América Latina, hoy, a mediados de la segunda década de este siglo XXI, los gobiernos democráticos populares. La mayoría fue electa por fuerzas de izquierda. De los jefes de Estado, cinco actuaron como guerrilleros bajo dictaduras: Dilma Rousseff, de Brasil; Raúl Castro, de Cuba; José Mujica, de Uruguay; Daniel Ortega, de Nicaragua; y Salvador Sánchez, de El Salvador.

Ahora, ser de izquierda no es un problema emocional o una mera adhesión a los conceptos formulados por Marx, Lenin o Trotsky. Es una opción ética, con fundamento racional. Opción que tiene como objetivo favorecer, en primer lugar, a los marginados y excluidos. Así que nadie es de izquierda por declararse como tal o por llenarse la boca de clichés ideológicos, sino por la praxis que ejercen en relación con los segmentos más pobres de la población.

En América Latina, los llamados gobiernos democrático-populares reflejan varias concepciones, y persiguen, en teoría, proyectos de sociedades alternativas al capitalismo. Transitan contradictoriamente entre políticas públicas dirigidas a segmentos de bajos ingresos y el sistema capitalista global, regido por la «mano invisible» del mercado.

Los gobiernos democrático-populares han provocado, de hecho, importantes cambios para mejorar la calidad de vida de amplios sectores sociales. Hoy en día, el 54% de la población latinoamericana vive en países regidos por gobiernos progresistas. Es un hecho inédito en la historia del continente. El otro 46%, unos 259 millones de personas, vive bajo gobiernos de derecha aliados a Estados Unidos e indiferentes a la agudización de la desigualdad social y la violencia.

Según Bernt Aasen, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, entre 2003 y 2011, más de 70 millones de personas salieron de la pobreza en el continente; la tasa de mortalidad de menores de 5 años se redujo en un 69% entre 1990 y 2013; la desnutrición crónica entre niños de 6 meses a 5 años disminuyó de 12,5 millones en 1990 a 6,3 millones de niños en 2011, la matrícula en la educación primaria aumentó de 87,6%, en 1991, al 95,3% en el año 2011.

Sin embargo, agrega, «nuestra región sigue siendo la más desigual del mundo, donde 82 millones de personas viven con menos de $ 2.50 por día; 21,8 millones de niños y adolescentes están fuera de la escuela o están en riesgo de abandonarla; 4 millones no fueron registrados al nacer y, por tanto, no existen oficialmente (…); y 564 niños menores de 5 años mueren cada día por causas evitables» (Cfr O Globo, 05.10.2014, p. 19).

 

 
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