La 24 Cumbre Iberoamericana se inició ayer en Veracruz con un anuncio de renovación en el formato de esos encuentros, que en lo sucesivo serían bienales. En esta ocasión sólo concurrieron 15 jefes de Estado y de gobierno de un total de 22 países que integran la región. Particularmente significativas son las ausencias de los mandatarios de las dos principales economías de Sudamérica, Brasil y Argentina, así como de Bolivia, Nicaragua, Venezuela y Cuba.
Se confirma de esta forma el extravío y el deslucimiento crónico que ha venido padeciendo esa cumbre, realizada por primera vez en 1991 en Guadalajara, a instancias de los gobiernos de Felipe González y Carlos Salinas. Las ausencias de los mandatarios de países de gran peso político, económico e ideológico en la región, en conjunto con la intrascendencia que han tenido los resolutivos adoptados en ediciones recientes, hacen pensar que esos encuentros requieren de una cirugía mucho mayor que la modificación de la periodicidad con que se realizan.