En diciembre de 2012, con la excusa de unas sanciones económicas de la Unión Europea a Irán, el gobierno español prohíbe la difusión en España y en América Latina por el satélite Hispasat de dos cadenas de televisión iraníes. Se trataba de Press TV, un canal informativo que emite en inglés las 24 horas, e Hispan TV, un canal español que incluye entrevistas, documentales, series y debates, entre ellos uno presentado por Pablo Iglesias con el título Fort Apache. Es evidente que unas sanciones comerciales no tienen ninguna relación con la prohibición de difundir medios de comunicación. Incluso la Comunidad de Madrid prohibió un mes después la difusión de Hispan TV a través de una frecuencia de UHF que alquilaba. Fue todo un ataque a la libertad de expresión por parte de un gobierno que suele montar alharacas contra América Latina acusándoles de cerrar medios de comunicación cuando los que allí tienen ahora prohibidos son los canales iraníes que veían a través del satélite español.
La segunda parte de la historia todavía es más insultante. En junio de este año la secretaría de Estado de Telecomunicaciones cambia de opinión y decide autorizar a Hispasat la difusión de Hispan TV. El motivo, que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, emitió cuatro meses antes “una autorización para que las compañías europeas pudiesen de nuevo transmitir los canales iraníes sin correr el riesgo de ser sancionadas por EE.UU.” ¿Y por qué el cambio de postura de los norteamericanos? Pues, según The Wall Street Journal, porque Teherán no impedirá la difusión en la región de la BBC y de Voice of America en farsi.
En conclusión, que aquí en las colonias estadounidenses, según se lleve bien o mal un país con los Estados Unidos, nuestro gobierno prohibirá o no su televisión. O prohibirá primero y luego quitará la prohibición según lo que le vayan diciendo desde Washington. Y luego están los otros, los gobiernos de Ecuador, Venezuela, Argentina…, que nos dicen que atentan contra la libertad de expresión.
Su último libro es “La prensa ha muerto: ¡Viva la prensa!” (Península)