“Con una Justicia mediatizada no hay Constitución ni democracia posible. Con un Parlamento inexistente, el control del poder es una quimera. Con una forma política del Estado y una forma política de Gobierno al margen de la lógica democrática, la libertad política es un sueño de la razón (…). La opción que se avecina no es ya la Monarquía o República. Es la de República Constitucional o neofascismo”. Con este contundente párrafo termina Joaquín Navarro su obra “25 años sin Constitución”. Si a ello añadimos que quien lo dice es magistrado, fue senador de las Cortes Constituyentes y diputado en la primera legislatura, siendo vicepresidente de la Comisión de Justicia, se entenderá que el comentario no es baladí.
Estamos ante un libro excepcional porque representa el testimonio y el análisis de los últimos 25 años de nuestro país a través de quien fue testigo privilegiado mediante sus cargos electos y su vinculación política (militante del PSP y diputado del PSOE), especialista jurídico (magistrado, miembro de Justicia Democrática y Jueces para la Democracia y profesor universitario de Derecho Civil y Teoría del Estado) y, fundamentalmente, una persona íntegra y honesta que no ha dudado en defender sus ideas contra viento y marea. Además, el juez Navarro logra hacer inteligible ese mundo del Derecho que tan críptico resulta para la mayoría de nosotros. Su amplia experiencia como colaborador en medios de comunicación le confirman como un especialista que ha sabido acercar al público sus conocimientos y argumentaciones.
En un país como el nuestro, con una transición vendida hasta la saciedad como ejemplarizante, un rey empalagosamente idolatratado por los medios de comunicación y la clase política y un gobierno declarando guerras a las órdenes de Estados Unidos e ilegalizando partidos políticos, es más que saludable que Joaquín Navarro desmonte con precisión jurídica y elocuencia pedagógica la farsa de democracia en la que vivimos.
Para ello, es imprescindible la memoria. Navarro desgrana la transición desde una postura crítica que ya era hora que alguien hiciera. Desvela las miserias de todos los que fueron cómplices de esa farsa, desde Suárez a Carrillo, desde el rey a Tierno Galván y Felipe González. “La reforma del sistema franquista fue, más que ninguna otra cosa, un auto-golpe de Estado que se ofreció como pacto a las fuerzas de la oposición”.
Su enumeración de los “instrumentos concretos” por medio de los cuales se coció la reforma política es espectacularmente lúcida. Igualmente su repaso y desmitificación de los consensos gracias a los cuales se selló el paso del franquismo a la partitocracia actual. Tesis también expuesta por García Trevijano bajo la denominación de “patrañas antidemocráticas”, el termino para definirlos ya dice mucho sobre la consideración que les merece a ambos esos consensos. Son cinco consensos que no tienen desperdicio: constitucional, parlamentario, gubernamental, jurisdiccional y mediático. Toda un omertá de los poderes para consolidarse tras el franquismo.
Nuestro juez no deja títere con cabeza: la monarquía, la Iglesia, el ejército, los partidos políticos. Todo un aquelarre contra los españoles y la democracia que continúa vigente. Leer los argumentos jurídicos del juez Navarro nos hacen recordar aquellas palabras del Che, “desgraciados los tiempos en los que hay que explicar lo obvio”.
Aunque suene a tópico, esta obra de Joaquín Navarro es una bocanada de aire fresco en este ambiente cargado de empalago reaccionario, autosatifacción nauseosa y mentira dominante. Lo más preocupante es que apenas quedan figuras intelectuales, y menos todavía políticas, que se atrevan a sumarse a este espíritu crítico. Me temo que, en al España de hoy, son cuatro locos los únicos con la lucidez y la honestidad para decir estas verdades. Pero no desesperemos, en la historia de la Humanidad con cuatro locos se empezó por abolir la esclavitud, cuatro locas lograron el sufragio femenino y cuatro locos fueron el germen de tantas y revoluciones sociales.
Libros como estos ayudan a superar el síndrome de perro verde que esta sociedad nos hace sentir a muchos, desvela las miserias de los poderosos y nos da fuerzas para pensar que seguir instalados en la indignación y la denuncia no es ladrarle a la luna.
“25 años sin Constitución”. Joaquín Navarro Estevan. Editorial Foca. Madrid 2003