Con la llegada del verano, todos los columnistas, a iniciativa propia o sugerencia del medio de comunicación, tienen como hábito recomendar alguna lectura. Y siempre observo que su propuesta es una novedad literaria, o mejor dicho novedad editorial. Nunca suele proponerse una obra escrita o editada hace varias años, parece como si el mercado también impusiese la programación de nuestras lecturas y los libros pasasen de moda.
Por eso yo he querido recuperar unas obras con solera. Se trata de Alfonso Sastre como narrador. Conocido sobretodo por su teatro, su editorial publicó hace pocos meses su versos bajo el título “Poemas completos”. Razones suficientes para que un díscolo como yo llame la atención sobre su obra narrativa. Son tres los trabajos que han caído en mis manos: “Historias de California”, “Las noche lúgubres” y “Flores rojas para Miguel Servet”. Todos ellos editados por Hiru.
“Historias de California” se compone de varias crónicas escritas en la década de los ochenta. Un libro, como dice el autor, “con realidades e imaginaciones –o crónicas y cuentos- californianos”, inspirado en varios accidentados viajes de Alfonso Sastre a este estado norteamericano. Respecto a “Las noches lúgubres”, descubrimos a nuestro habitual dramaturgo embarcado en la literatura fantástica. Editado por primera vez en 1964 con bastantes “sugerencias” de la censura, Sastre se deja llevar por la emoción/pasión del terror. Renegando con indignación de esas degradaciones impuestas por el cine comercial, reivindica el estilo como el elemento que establece la frontera evidente entre, por ejemplo, el erotismo y la pornografía, o la realidad que cuenta Balzac y Dickens y la que vemos en el programa televisivo Gran Hermano. Esa diferencia de estilo es la que podemos apreciar entre el terror fantástico de Alfonso Sastre y las depravaciones artísticas habituales en la literatura popular de terror y no digamos en el cine.
Y como todo gran persona se caracteriza por la admiración a otras grandes personas que ha dado la historia, Sastre escribe “Flores rojas para Miguel Servet”. Es por eso que un hombre de letras rinde homenaje y estudio a un hombre de ciencias en esta obra de 1967. Un texto que su autor califica de “raro” por empezar “escrito como novela, sigue así como es estilo de algunas actas procesarles, para terminar inopinadamente, al modo moderno de los noticiarios, sólo que con un documento informe, desordenado, incompleto y un tanto caótico”. Tan raro “que se llame de flores este libro y no haya tumba alguna donde ponerlas si no es el viento que esparció las pobres cenizas de nuestro Doctor aquella tarde lúgubre” en que fuera quemado en la hoguera quien descubriera el secreto de la circulación de la sangre.
Tres obras, por tanto, que no se encontrarán en los actualizados escaparates de las novedades editoriales pero que nos han de servir para conocer más a Alfonso Sastre y no renunciar a que los libros mueran cuando las empresas que los publican decidan renovar sus catálogos.
“Historias de California”. Alfonso Sastre. Hiru. Hondarribia. 1996
“Flores Rojas para Miguel Servet”. Alfonso Sastre. Hiru. Hondarribia. 1997
“Las noche lúgubres”. Alfonso Sastre. Hiru. Hondarribia. 1998