Pues nada, ya pasaron las elecciones autonómicas de Euskadi y Galicia. Y ganaron los mismos que ya mandaban en cada lugar. Antes hubo elecciones generales, y antes las mismas elecciones generales, y volvieron a ganar los que mandaban. Y eso es en plena crisis de corrupción con noticias de gobernantes procesados todas las semanas, y crisis económica con anuncios constantes de recortes y tragedias de precariedad.
Una parte del voto al poder es comprensible, procede de ese veinte por ciento que quizás no les va mal en su economía familiar. Una vez lograda una sociedad dominada por la individualidad y el egoísmo, tu propio bolsillo es la única vara de medir; sin importarte si hay vecinos rebuscando comida en los contenedores de basura, políticos robando dinero público y miles de muertos por nuestras complicidades bélicas en los conflictos internacionales. Pero luego están los que sencillamente se dejan llevar, incluso yéndoles mal.