El pasado 12 de marzo, el corresponsal del diario Público en Washington, Adrián Fontes, revelaba que el secretario de Comercio estadounidense Carlos Gutiérrez y el Departamento de Estado ignoraron a la estructura formal de la UE y convocaron dos reuniones con diplomáticos europeos sólo de los países del Este con quienes sintonizan en su política de confrontación con Cuba. De esta forma Estados Unidos marginaba a España, Francia, Italia y Portugal, quienes mantienen una línea de diálogo con el gobierno cubano. Los europeos excluidos, el más humillado España por ser quien más lazos históricos, culturales y económicos tiene con la isla, reaccionaron en Bruselas, según señala el corresponsal de Público. Estos pidieron a Eslovenia, quien preside por turno la UE, que informe a EEUU que respete el “mecanismo” de la Unión que establece que España debe participar. La diplomacia francesa llegó a declarar que “no nos gusta que se invite a unos sí y a otros no”.
Se da la circunstancia de que esa política discriminatoria aplicada por Estados Unidos y destinada a sembrar la cizaña en Europa, tal y como hizo Bush con la guerra de Iraq, es la misma que hace pocas semanas utilizaba el representante de la Unión Europea para la política Exterior y la Seguridad Común, Javier Solana, con el Movimiento de los No Alineados. El representante cubano, como presidente del Movimiento, protestó entonces ante la Oficina del representante de la UE en la ONU por la maniobra de Solana de invitar sólo a algunos países del MNOAL a un encuentro internacional de desarme, ignorando la estructura de la organización y a su presidencia cubana. El portavoz cubano criticó que la presidencia del movimiento no fue oficial ni oficiosamente informada sobre ese simposio, ni se consultó al MNOAL “sobre la selección de los participantes ni ha tenido oportunidad de propones países para” el encuentro por Javier Solana.
Parece a la vista de los comportamientos, que tanto la Administración Bush como Javier Solana tiene métodos parecidos para desestabilizar y sembrar la cizaña en las organizaciones internacionales e ignorar a las instituciones multilaterales. Y es que la OTAN, donde Javier Solana, fue secretario general, crea escuela en cuanto a métodos de soberbia y falta de respeto a los gobiernos y a la convivencia internacional.