El pasado domingo se clausuró el IX Foro Social Mundial en la ciudad brasileña de Belem do Pará. En esta ocasión el elemento más significativo ha sido la presencia de cuatro presidentes latinoamericanos: Evo Morales (Bolivia), Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador) y Fernando Lugo (Paraguay). La trascendencia de este hecho es muy importante,
El Foro Social nació en 2001, al hilo de la creación de Attac en Francia y el éxito de las manifestaciones de Seattle (1999) contra la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Se trataba de crear una especie de encuentro paralelo, pero de signo político inverso, al Foro Económico Mundial que todos los años reúne a finales de enero en Davos, Suiza, a los poderosos del mundo. Frente a él se convocaba un Foro no económico sino social, no en el norte sino en el sur, precisamente en Porto Alegre (Brasil) y bajo la consigna de "Otro mundo es posible". En el FSM se reúnen asociaciones, movimientos sociales, ONG’s, sindicatos, etc… bajo la inspiración de enfrentar el modelo neoliberal de globalización que nos domina.
Que ahora participen en él cuatro presidentes latinoamericanos puede hacernos una idea de lo esperanzador que es para toda la comunidad internacional el proceso político que avanza en esa región. Sucede además en un momento en que el Foro Social parecía agotado, al percibir muchos de sus integrantes que no se pasaba de encuentros y debates que no tenían aplicación práctica alguna.
Lo más espectacular es que estos presidentes no se han acercado al encuentro con una mera intención oportunista, todos ellos han estado relacionados con él de diferentes formas. Chávez se pronunció tras pasar por uno de ellos a favor del socialismo y Ferrnando Lugo, siendo todavía obispo, se paseaba hace tres años por el de Caracas como un participante más.
Con este nuevo paso se superan las tesis de quienes defendían no intentar tomar posesión de los gobierno para centrarse en desarrollar una red social y ciudadana más poderosa. Ahora, los postulados del Foro Social forman parte de los principios de gobiernos de América Latina, tan importante se convierte el apoyo a estos procesos como la exigencia de que esos gobiernos estén a la altura de este ideario que dicen compartir. Va siendo hora de que se vayan superando algunos tabús de los Foros, como el de estigmatizar a partidos políticos y gobiernos. Estos últimos son los que aplican las políticas, y los primeros el método con el que se logra llegar al lugar donde se aplican. Si los satanizamos estaremos renunciando al principal y más legítimo mecanismo para cambiar muchas cosas. Con la fórmula de ONG’s y monjas las revoluciones no se producen.
Como señaló el presidente venezolano en el acto celebrado con los movimientos sociales y los otros tres mandatarios, “ya no debemos decir solamente que un mundo nuevo es posible, sino añadir que es necesario y añadir más, un mundo nuevo está naciendo, quien quiera verlo que venga a América Latina”.