Hace unos días analizamos la presencia del presidente venezolano en los titulares (ver ”Chávez y los titulares”), ahora podemos observar el uso -y abuso- de la imagen de Hugo Chávez en las imágenes de la prensa. Estos ejemplos muestran la asociación de su fotografía con elementos negativos de forma engañosa.
En el primer caso tenemos una información del diario El Periódico de Cataluña el 14 de agosto, que recoge un reportaje de la revista Time sobre los líderes políticos peor vestidos. Ya la temática de la revista estadounidense era un ejemplo de frivolidad estableciendo ranking de los gobernantes mejor vestidos y no los que alfabetizan o proporcionan sanidad a sus ciudadanos. Desde la portada de su edición digital, el diario español elabora su propio titular: “Los dictadores encabezan la lista de los políticos peor vestidos” y lo ilustra no con la imagen de Pinochet, Mohamed VI o cualquier emir o monarca del Golfo Pérsico, sino con una fotografía de Hugo Chávez.
Pocos días después, el 27 de agosto, la noticia era que el Parlamento venezolano aprobaba un proyecto de ley para prohibir la fabricación, venta y alquiler de videojuegos o juguetes bélicos. En la portada de la edición digital del diario Público titulan “Chávez, contra los juegos de guerra” y, paradójicamente, colocan un montaje compuesto por una imagen del presidente venezolano apuntando con un fusil de mira telescópica y otra foto adjunta de un muñeco ensangrentado al mismo tamaño que el presidente.
La utilización de una foto de Chávez con fusil al parecer da mucho juego: al día siguiente, El País vuelve a incluirla en un reportaje titulado "Suramérica refuerza sus arsenales". Lo curioso es que el desencadenante de la noticia es el uso de Estados Unidos de siete bases militares en Colombia y que, como el mismo texto reconoce, ha sido Uribe quien ha destinado 5.500 millones de dólares para Defensa en 2008 y 15.500 Brasil, mientras que Venezuela ha necesitado tres años para comprar armamento por 4.600 millones de euros. Incluso la compra de cien mil fusiles a Rusia que se pone como ejemplo de carrera de armamento de Venezuela fue hace más de tres años, en junio de 2006.
El recurso de incluir una imagen engañosa posee la sutileza de que no parece que sea una mentira explícita pero, sin embargo, su impacto es mayor que un dato o una afirmación falsa en el texto porque son las imágenes junto con los titulares lo primero que aprecia el lector, y en muchos casos lo único porque la noticia no se lee. En estos dos ejemplos es evidente que no se trata de interpretaciones causales, sino premeditadas e intencionadas. Huelga decir que si éste es el uso que se da a las imágenes en la prensa escrita, las posibilidades de manipulación en televisión ya son infinitas.
Pascual Serrano acaba de publicar “Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo”. Junio 2009. Editorial Península.