Hemos asistido en los últimos años a la desaparición del término “clase social” del vocabulario de los políticos y de los grandes medios de comunicación. Un concepto fundamental del análisis sociológico y político de los siglos XIX y XX ha terminado proscrito en el mayor caso de limpieza lingüística por razones ideológicas que se conoce. El joven escritor y activista británico Owen Jones, en su libro Chavs. La demonizacion de la clase obrera (Capitan Swing, 2012), cuenta cómo en 1990 los laboristas, en un comité creado por el Gobierno para revisar la clasificación social utilizada en las estadísticas oficiales, se unieron a la estrategia del thatcherismo de vetar cualquier referencia a la clase social.
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Desde hace tiempo asistimos a una nueva moda que consiste en incluir a ex cargos políticos como comentaristas, analistas o tertulianos en los medios. Los últimos casos con más repercusión han sido los de Pablo Iglesias en la radio catalana RAC1, en la Ser y en el medio digital CTXT; y el de Iván Redondo, exdirector de gabinete de la presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez, como colaborador de La Vanguardia. La lista es amplia si hacemos un repaso.
Una nueva recopilación de anécdotas, manipulaciones y engaños aparecidos en los medios de comunicación durante el pasado mes de agosto.
Se han escrito muchos libros sobre la invasión a Iraq, algo menos sobre la de Afganistán, poco volúmenes sobre la crisis que enfrenta a Estados Unidos con Irán, y creo que nunca sobre estos tres países en un mismo libro y su conflicto con Estados Unidos.
Reseña publicada en la revista El Viejo Topo de «Traficantes de información. La historia oculta de los grupos de comunicación españoles» de Pascual Serrano