La irrupción de Vox ha generado todo un debate en torno a cómo tratan o deberían tratar los fenómenos de ultraderecha los medios e incluso cómo debemos hacerlo los ciudadanos en las redes sociales. Una gran cantidad de la población considera que los medios están dando un excesivo protagonismo a un partido que hasta hace poco no tenía representación institucional, y que con esa hipertrofiada presencia mediática se le está haciendo el juego que ha acabado ayudando a aumentar el número de votos. Del mismo modo, muchos analistas, como Fernando Berlín desde su programa de radio La Cafetera, consideran que cuanto más reaccionemos en las redes contra el mensaje racista y ultraderechista más se disparará su predominio, por lo que proponen directamente bloquear a sus defensores.
En mi opinión, es difícil establecer criterios indiscutibles en este asunto. Por un lado, creo que está justificada su presencia en los medios; que por primera vez en España un partido ultraderechista con claros tintes franquistas llegue a un Parlamento y con doce diputados es noticia. De hecho ha sido siempre noticia en nuestro país cuando un partido similar conseguía apoyos en Francia, Bélgica o Austria. Que ese partido sea clave para la investidura del presidente de Andalucía tampoco se puede ignorar en los informativos, así como sus exigencias para apoyar esa investidura. La discusión es si esa «noticia» se presenta dando tiempo y espacio en nuestros medios a sus líderes y portavoces para sus arengas trufadas de bulos y falsedades o se opta por documentar informaciones con las que neutralizar las mentiras en las que han basado su discurso. Quizás nuestros medios, durante mucho tiempo, han ido aceptando de forma acrítica las mentiras de los políticos y ahora nos ha explotado en las manos el resultado.