El reciente conflicto laboral de los trabajadores del canal de televisión Intereconomía, junto con el cierre de RTVV, y el reconocimiento de los trabajadores de esta cadena autonómica de que manipularon y silenciaron voces como las de las víctimas del accidente del metro de Valencia, ha abierto un debate sobre la deontología de los periodistas y el grado de defensa que merecen estos trabajadores. Políticos y militantes de izquierda, bajo la inercia habitual de alinearse con todos los asalariados, no han dudado en expresar su solidaridad con todos ellos. En el caso de la televisión valenciana, sumándose a la denuncia de los trabajadores por el cierre, y sobre Intereconomía, en defensa de los derechos laborales y también contra el posible cierre.
También te puede interesar
Ha muerto Manuel Fernández-Cuesta, periodista, editor, director de Península y colaborador de eldiario.es, Mundo Obrero y rebelion.org
Hace años, al rebufo del 15M, despertaban pasiones los nuevos formatos de organización política (lo de organización es un decir) que renegaban de los partidos políticos tradicionales, considerados anticuados, anquilosados y poco democráticos. Plataformas ciudadanas, mareas, agrupaciones de electores, movimientos, redes… Hasta el término coalición electoral ya era repudiado también por viejo.
El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha propuesto que de los 100.000 millones que el MEDE (fondo de rescate europeo) puso a disposición de España para rescatar a la banca, se destinen 20.000 para la financiación de empresas.
Cualquiera que haya asistido en España a los debates políticos y mediáticos de las últimas semanas habrá comprobado las constantes acusaciones de complicidad con ETA contra el gobierno venezolano y escuchado los aplausos a la colaboración de Francia.