Uno de los pilares del neoliberalismo es fragmentar a la ciudadanía haciéndole creer que el individuo solitario, además de grandioso, es portador de todo el valor necesario, sin necesidad de la comunidad. Margaret Thatcher nos convenció de que todos éramos propietarios capitalistas con solo comprar en Bolsa diez mil pesetas en acciones de una multinacional. También nos dicen que, con Internet y desde casa, cada uno de nosotros es un poderoso medio de comunicación y hasta un agente político que lucha a golpe de firmas virtuales. Lo último de la “democracia de propietarios” -porque en eso consiste su concepto de democracia, en ser propietarios- es el emprendedor. Eliminado el concepto de clase social, ahora toca combatir la dicotomía empresario/trabajador. – See more at: http://www.atlanticaxxii.com/1786/pascual-serrano-cuando-al-companero-lo-convierten-en-competencia#sthash.XDgO3GWm.dpuf
Uno de los pilares del neoliberalismo es fragmentar a la ciudadanía haciéndole creer que el individuo solitario, además de grandioso, es portador de todo el valor necesario, sin necesidad de la comunidad. Margaret Thatcher nos convenció de que todos éramos propietarios capitalistas con solo comprar en Bolsa diez mil pesetas en acciones de una multinacional. También nos dicen que, con Internet y desde casa, cada uno de nosotros es un poderoso medio de comunicación y hasta un agente político que lucha a golpe de firmas virtuales. Lo último de la “democracia de propietarios” -porque en eso consiste su concepto de democracia, en ser propietarios- es el emprendedor. Eliminado el concepto de clase social, ahora toca combatir la dicotomía empresario/trabajador. – See more at: http://www.atlanticaxxii.com/1786/pascual-serrano-cuando-al-companero-lo-convierten-en-competencia#sthash.XDgO3GWm.dpuf
Uno de los pilares del neoliberalismo es fragmentar a la ciudadanía haciéndole creer que el individuo solitario, además de grandioso, es portador de todo el valor necesario, sin necesidad de la comunidad. Margaret Thatcher nos convenció de que todos éramos propietarios capitalistas con solo comprar en Bolsa diez mil pesetas en acciones de una multinacional. También nos dicen que, con Internet y desde casa, cada uno de nosotros es un poderoso medio de comunicación y hasta un agente político que lucha a golpe de firmas virtuales. Lo último de la “democracia de propietarios” -porque en eso consiste su concepto de democracia, en ser propietarios- es el emprendedor. Eliminado el concepto de clase social, ahora toca combatir la dicotomía empresario/trabajador.
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