Si la llegada de internet ha supuesto la eliminación de todas la barreras para publicar, la irrupción de las redes sociales ha supuesto el fin del oligopolio de los medios. Incluso el concepto de medio de comunicación ha desaparecido, las informaciones ya no forman parte de un bloque ofrecido por un medio, sino que se accede a ellas de un modo individualizado sin pasar por portada alguna. Ya muchos directivos de medios reconocen que su página de inicio en el navegador no es la portada de ningún medio sino Twitter. Estas dos cuestiones, acceso libre a la publicación y difusión viral de los contenidos a través de las redes en lugar de mediante la portada del medio nos han llevado a pensar que la comunicación es más democrática y más igualitaria. Sin embargo, este nuevo panorama contiene trampas que vuelven, una vez más, de dividir a la ciudadanía entre informados y desinformados.
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El mensaje informativo cada vez se va simplificando más, la imagen lo va desplazando y acapara el protagonismo.
Dando un repaso en España a las portadas de nuestros periódicos y las aperturas de los informativos de televisión descubrimos que estamos con el alma en vilo por el resultado electoral de Estados Unidos. Están consiguiendo que nos preocupe más el voto de Pensilvania que el número de rastreadores que hay en nuestro centro de salud.
El periodista Luis María Anson ha creado un nuevo periódico en Internet. El nombre del medio no deja de ser curioso tratándose de un profesional con una clara trayectoria ideológica en la derecha española, El Imparcial.
El pasado 31 de julio un colaborador de la BBC publicaba en la web de este medio un reportaje sobre los mercados cubanos de alimentación. Insinúa que la economía debe liberalizarse afirmando que “mientras que los almacenes del estado están medio vacíos, en los mercados campesinos hay abundancia». Fuimos a ver esos mercados estatales a La Habana y comprobamos cómo estaban de vacíos.