«Muchos jóvenes, inocentes que estaban viviendo y disfrutando de la vida han sido asesinados por unos perdedores. No quiero llamarles monstruos porque les gustaría ese término. Creerían que es un buen nombre. Desde ahora, les llamaré perdedores porque eso es lo que son. Son unos perdedores. Y habrá muchos más. Pero son unos perdedores, simplemente recordad esto». Es el modo en que reaccionó el presidente de Estados Unidos Donald Trump a los atentados de Manchester, donde, de momento, hay 22 personas muertas.
Obsérvese que el empresario, de todos los posibles calificativos, y a pesar de su carácter lenguaraz, elige «perdedores». Ni criminales, ni asesinos, ni hijoputas, y hasta evita el de monstruos; su peor calificativo es el de «perdedores». Vale la pena reflexionar sobre ello.