Sin duda alguna, el proceso de negociación y la posterior firma de un acuerdo entre Izquierda Unida y el PSOE ha convulsionado la actualidad informativa nacional y no es difícil adivinar que condicionará toda la próxima campaña electoral. Resulta al menos peculiar, que todo el mundo, independiente de su compromiso o no con alguno de esos partidos, se haya precipitado a opinar y valorar sobre lo acordado. Probablemente hayan sido las bases y los cuadros medios de IU los que menos posibilidades hemos tenido de explicar a la población los términos del acuerdo.
Básicamente éste contiene tres partes indisolubles: un acuerdo programático, otro sobre la investidura y otro sobre el Senado. El proyecto consiste en que los diputados de IU se comprometen a votar al candidato socialista en la sesión de investidura, al tiempo en que éste asume y explicita en su discurso los elementos programáticos acordados. Asimismo, se elaboran listas conjuntas al Senado en las provincias en las que el PSOE haya obtenido un senador y el PP tres, siempre que lleguen a un acuerdo las correspondientes organizaciones locales, con el objetivo de abordar una reforma de esta Cámara.
El acuerdo siembra de dudas tanto a los electores de IU que, digamos, se sitúan a su izquierda como a los sectores de la izquierda más moderada. Los primeros acusan a la organización de abandonar principios fundamentales de nuestro discurso (OTAN, política económica, cierre de las ETT´s), mientras que los segundos pueden pensar que si el PSOE recupera los elementos programáticos de izquierda que abandonó, lo útil es votar a este partido.
Se hace necesario, por tanto, aclarar varias cuestiones. La primera es que, guste a algunos o no, IU no ha renunciado a nada de sus propuestas. La dirección de IU, sus cargos y sus bases seguimos defendiendo la salida de España de la OTAN, el cierre de las ETT´s, una política económica basada en lo público y tantas otras cuestiones que no están incluidas en el acuerdo con el PSOE. Este acuerdo hace referencia sólo a los compromisos adquiridos por el partido socialista para aplicar si gobierna y son los que le garantizan el apoyo de IU a la investidura. Es evidente que, en esa especie de segunda vuelta que supone la votación de investidura, las opciones de gobierno, si no existe mayoría absoluta, no pueden ser otras que las de PP con apoyo de nacionalistas de derechas, PSOE con estos mismos apoyos o PSOE con el apoyo de IU a cambio de asumir determinadas propuestas de izquierda. Es indudable que la opción menos alejada de nuestro programa es esta última, por eso la hemos elegido. Así es como podemos lograr cuestiones tan importantes como la jornada semanal de 35 horas por ley, el aumento del salario mínimo hasta alcanzar el 68 % del salario medio, el aumento de las pensiones más bajas, la supresión del proyecto de conversión de los hospitales públicos en Fundaciones Sanitarias con métodos de gestión privadas, la creación de un parque de viviendas de alquiler asequible para jóvenes, el cierre de las centrales nucleares, el compromiso de que no se construirán cementerios nucleares, una mayor competencia y recursos de los Ayuntamientos en empleo, vivienda, educación, servicios sociales y atención a la salud, además de la reforma de la ley electoral o la ampliación del aborto. Se trata todas ellas, de compromisos de gobierno incluidos en el acuerdo.
Existirán otro sectores que pensarán que, si el PSOE, ya ha asumido esas propuestas, lo acertado es apoyar a este partido donde, en su opinión, la rentabilidad del voto será mayor en virtud de la ley electoral. Es aquí donde también es necesario aclarar que el PSOE se sentirá vinculado al acuerdo en la medida en que Izquierda Unida haya conseguido el apoyo suficiente en las elecciones como para que su presencia en el Parlamento sea decisiva en el apoyo a la investidura.
¿Qué ha ocurrido para que ahora haya un acuerdo con el PSOE y hasta ahora no?. La novedad es que se trata de la primera vez que este partido se sienta con IU para negociar de tú a tú un programa, a pesar de que los llamamientos desde IU han sido numerosos. Quiero recordar algunos de ellos: las 25 propuestas planteadas por Julio Anguita a González en el Congreso en abril de 1990, la oferta de apoyo a la investidura de González en 1993, la campaña por la Rectificación en 1993 y 1994, la propuesta de entendimiento programático en 1996, la unidad de acción de la izquierda aprobada en la V Asamblea Federal de IU en 1997, los once puntos de la Propuesta de Unidad de Acción de la Izquierda planteados por el coordinador de IU en mayor de 1998 en Debate sobre el Estado de la Nación. No estamos intercambiando sillones ni se nos está ofreciendo un lugar bajo el sol como en otras ocasiones se ha hecho con otras personas de IU.
Alguien puede pensar también que, gracias a este acuerdo, el PSOE logra lavar su pasado de implicación en la guerra sucia contra ETA y sus numerosos casos de corrupción. Supondría infravalorar a los ciudadanos de nuestro país, a estas elecciones todos nos presentamos con nuestra trayectoria de miserias y grandezas. Los españoles nos conocen bien como para tener presentes todos esos elementos, si el PSOE está dispuesto a girar a la izquierda y apostar por otras políticas diferentes a las que aplicó con los nacionalistas de derechas, tendrá a los hombres y mujeres de Izquierda Unida apoyándolo. Si no lo hace, nos tendrá enfrente, nosotros seguimos en el mismo sitio. A la izquierda.