¿Se puede ser al mismo tiempo erudito, ameno, divertido y explicar la crisis económica? Hasta ahora, lo más que yo le pedía a un libro sobre economía era poder entenderlo. Pero Antonio Baños ha conseguido además de eso, escribirlo con sentido del humor. Humor negro, se entiende, porque trata de la crisis y de quiénes la están manejando e imponiéndose.
Se títula Posteconomía, que es donde estamos una vez dejada atrás la economía en su sentido clásico, y consiste en “una forma de dominio absoluto basado en el miedo y la deuda, que genera una obediencia servil a un nuevo estamento señorial que rige por encima de la geografía, el Estado y la ley”. “En la economía mandaba el ciclo; en la posteconomía, la crisis. La economía era un río; la posteconomía, un remolino, un maëlstrom. (…) La crisis es el arma fundamental posteconómica, la catapulta con la que la econocracia asalta los viejos estados y las empresas. Es una forma de guerra, la versión financiera de la razzia, de la correría medieval”. Con la diferencia de que ahora “las luchas señoriales no se libran por el dominio de la tierra, sino de la deuda”.
Nuestro autor ha logrado combinar cualidades que difícilmente suelen ir juntas en un libro. Profundidad e irreverencia, rigor e ironía. Hay que advertir que el humor en esta obra es casi de necesidad vital, porque es de una dureza tremenda. Y lo que es peor, justificada. Como cuando nos recuerda que, con esta crisis, lo que hemos perdido no es nuestro presente, es que, mediante el sistema económico de la deuda, nos han arrebatado el futuro. Ya lo decía El Roto en su viñeta del 15 de enero. Un pobre desgraciado le pregunta a un elegante trajeado: “Pero… ¿y nuestro futuro?”. Le responde: “Ya os lo habéis gastado”.
Solo una cosa le pediría a los lectores, y estoy convencido en que el autor coincidirá conmigo. Está bien, echen alguna sonrisa mientras lo lean pero, al final, no se tomen nada a broma, lo que dice Antonio Baños Boncompain es muy serio. Este libro es otra herramienta más para despertar conciencias, provocar indignaciones y levantar insurrecciones anticapitalistas en cualquiera que sea una buena persona: “El empresario ha sido devorado por el emprendedor, agresivo y ambicioso. El obrero se ha cuarteado en precarios de toda laya. El banquero desbordado por el agoritmo está oculto tras los gritos de victoria del financiero. El político murió estrangulado por los gestores. Así que venga, pruébenlo. Primero como un susurro y luego llenando de aire el diafragma hasta gritar: a-anticapitalista”. Gritar -añadiría yo- como primer paso.
Baños Boncompain, Antonio. Posteconomía. Hacia una capitalismo feudal. Los libros del lince. Barcelona, 2012