Desde Teherán, desde Caracas, desde Managua, desde Madrid, desde Londres; en el editorial, en la portada, en la revista de prensa, en el suplemento del domingo; el enviado especial, el corresponsal, el escritor consagrado, el editorialista… Todas las baterías del diario El País en su versión de papel del domingo 18 de noviembre [1] se pusieron a disparar contra el presidente venezolano Hugo Chávez de forma sincronizada atendiendo a la misma orden militar.
No es que el presidente venezolano sea noticia ya en primera página, es que ya es protagonista en tres de las noticias de la portada: la que se ocupa de la Casa Real tras el incidente en la Cumbre de Santiago de Chile, la llamada del especial del Domingo que incluye foto, título “Por qué no se calla” y subtítulo “Hugo Chávez utiliza el incidente con el Rey para afianzar su poder”; y el anuncio del artículo de Vargas Llosa titulado “El comandante y el Rey” que, como no, se ocupa del mismo asunto.
Si abrimos el periódico y vamos recorriendo una a una las páginas encontramos de nuevo a Chávez en el artículo de análisis internacional de Moisés Naím, ministro de Fomento bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez, titulado “El ‘reality show’ de la cumbre Iberoamericana”. En él se dice que “los jefes de Estado de América Latina están hartos de Hugo Chávez”, “el narcisismo de Hugo Chávez ya fastidia hasta a sus aliados” y “sabemos que Chávez no se destaca por su temperamento democrático hacia quienes discrepan de él”. Obsérvese que el “opinador” opina en nombre de los aliados y jefes de Estado de América Latina y lo que él piensa lo presenta como hecho seguro en segunda persona del plural: “sabemos”.
En la sección de Nacional, tenemos otra vez a Chávez, ahora en una crónica a dos páginas de Ernesto Ekaizer donde se aborda la figura y situación del rey de España. Sobre el presidente, el mismo pensamiento: “explotación del incidente por parte del presidente venezolano de cara al referéndum de reforma de la Constitución de su país” y final apoteósico: “Chávez se quedó helado, sin reaccionar. Ahora justifica su estado de congelación porque, dice, no les escuchó. Si hasta Michelle Bachelet, al otro extremo de la mesa, escuchó, ¿cómo no iba Chávez a hacerlo cuando estaba muy cerca? Es una explicación de consumo interno para disipar la humillación que siente”. El analista anterior de internacional sabe lo que piensan los jefes de Estado de América Latina sobre Chávez aunque no lo digan, y ahora, éste sabe si Chávez oyó o no al rey mejor que el propio Chávez.
Llegamos a la sección de Economía, allí Angeles Espinosa, desde Teherán, vuelve a aguijonear a Chávez con motivo de la cumbre de la OPEP: “Tanto Ahmadineyad como Chávez apuestan por unos precios al alza para financiar sus proyectos políticos populistas”.
En Opinión no iban a ser menos. De entrada le tienen reservado un editorial, “La careta de Chávez”, donde continúan con el discurso monocorde: “El líder venezolano está traspasando el límite de lo tolerable”, “El referéndum se va a celebrar sin las más mínimas garantías. El Consejo Nacional Electoral está controlado por el chavismo y el censo está corrompido”, “la tensión con España tiende a aislarle del resto de América Latina”. El País se convierte en quien decide lo que es tolerable o no de un presidente latinoamericano y en la autoridad electoral que aprueba la limpieza o no de unas elecciones. En esta misma sección de Opinión, existe una Revista de Prensa, en ella recogen un fragmento de un artículo de The Economist. Cómo no, sobre Chávez, o mejor dicho, contra Chávez, de modo que sigue la misma música: “La escena del ‘Por qué no te callas’ ha llenado de alegría a los incontables millares de personas que sufren la diarrea verbal crónica de Chávez (…) Para Chávez es importante evaluar si todo esto le sirve para convertir el impopular referéndum sobre cambios constitucionales en un plebiscito popular sobre su persona”. Se inventan lo de “impopular referéndum” a pesar de que no hay encuesta que refleje que no lo va a ganar Chávez. No dejamos la sección de Opinión para encontrar a página completa el artículo de Vargas Llosa ya anunciado en portada, “El comandante y el Rey”. Teníamos una crónica internacional, otra nacional, un analista político internacional, un editorial, un texto de revista de prensa, ahora la munición es un escritor de prestigio, y no podía ser otro que Mario Vargas Llosa: “la estupidez conceptual se enriquece si quien la emite se expresa con la vulgaridad del comandante Chávez y su gesticulación cuartelera”. Ayudar a Chávez también debe tener su castigo, aunque sólo sea por tener alopecia y kilogramos de más: “Otro tercermundista y comandante entra en escena, esta vez Daniel Ortega maltratado por los años con una calvicie acelerada y una panza capitalista”. Continúa el artículo con el recordatorio de rigor del levantamiento militar de Chávez en 1992 y traca final de Vargas Llosa donde muestra su fina capacidad de análisis geopolítico: “Es posible que, al reaccionar como lo hizo, el Rey de España transgrediera el protocolo. ¡Pero qué alegría nos deparó a tantos latinoamericanos, a tantos millones de venezolanos! ¿La prueba? Que he escrito este artículo arrullado por los animados compases del flamante pasodoble que ahora entonan y bailan en todas las universidades venezolanas, que se titula ¿Por qué no te callas? Y cuya tonadilla y letra llueven sin tregua sobre mi computadora”. El “flamante pasodoble” al que hace referencia es nada menos “Que viva España”, de Manolo Escobar, de tan casposo y franquista recuerdo en la península.
Y seguimos repasando el arsenal de El País. Llegamos al suplemento Domingo. Página completa de foto de archivo de Hugo Chávez vestido de militar, la misma que aparecía en el avance de la portada, seguida de reportaje de tres páginas del habitual corresponsal en Caracas Francisco Peregil. Por si alguien no había leído a Vargas Llosa se vuelve a recordar la nueva letra del pasodoble de Manolo Escobar y el “golpe de Estado" de 1992. Se cita como nuevo abandono ideológico del bando chavista a su ex esposa Marisabel Rodríguez, quien hace ya años que no milita en el chavismo. Como comentarista, el reportaje recoge la opinión del director del diario Tal Cual, Teodoro Petkoff, político antichavista que se dice de izquierdas y quien, casualmente escribía también en el diario español El Mundo hace un par de días. Parece que o no tienen mucha diferencia de criterio los dos periódicos para elegir analistas o hay poco donde elegir en Venezuela para escribir contra Chávez. Seguimos en el suplemento Domingo y lo siguiente que encontramos es otra página completa, ahora contra Daniel Ortega por su apoyo a Chávez. Como no podía ser de otro modo, el reportaje comienza con el testimonio de una sandinista defraudada: “Hoy no se siente representada por el presidente de Nicaragua ni por la cúpula del Frente Sandinista porque ‘han traicionado la revolución’”. “Como Vilma Núñez, abundan los nicas a los que no gusta la influencia creciente de Chávez en Nicaragua”. Y sigue el operativo militar sin descanso. La siguiente información es sobre las empresas españolas en América Latina, que dicen que no se van a ir y que nadie en América Latina quiere que se vayan “en respuesta a las últimas amenazas de Hugo Chávez”. El reportaje recuerda “el peligro del populismo que representa Chávez” y que “no es la primera vez que los empresarios asisten a salidas de tono de parecido calibre de Chávez”. Todo muy novedoso.
El recuento es abrumador, la edición de El País del domingo 18 de noviembre dedicó a combatir a Chávez –todos los textos eran críticos contra el presidente venezolano-, tres llamadas en primera página, un artículo de análisis en Internacional, un reportaje a dos páginas completas en España, un artículo a cuatro columnas en Economía firmado en Teherán, uno de los dos editoriales, uno de los dos textos seleccionados de ente la prensa extranjera, una página entera de opinión de la firma más prestigiosa de su plantel y tres reportajes, desde tres países distintos, que ocupan un total de seis páginas completas del suplemento Domingo. Un ejemplo muy claro de dos cosas: de utilizar todos los hierros a enfrentar al presidente latinoamericano que más elecciones ha ganado y más apoyo electoral tiene del continente, y de que existe una impecable coherencia, coordinación y disciplina entre las diferentes secciones para formar y actuar a las órdenes que la dirección del diario marca.
La otra conclusión es la duda que nos queda de quién puede soportar, ideologías aparte, todo un periódico dedicado a repetir durantes meses y en todas las secciones, el mismo discurso de combate contra un presidente que gobierna a miles de kilómetros de donde se vende el periódico. Probablemente ni el Pravda en los tiempos de la era soviética fuese tan monocorde y soporífero. Quizás por todo esto regalaron ese día con el periódico una pastilla de jabón.