La muerte de Fidel Castro ha traído sobre la mesa, por enésima vez, la discusión sobre si Cuba es una democracia y si se respetan los derechos humanos. Largo debate, que nos debería servir para reflexionar sobre nuestros conceptos de democracia, derechos humanos y libertades.
La primera consideración es que no existe la democracia perfecta, ni el país en el que se garanticen totalmente los derechos humanos, por tanto, es necesario posicionarse respecto a un modelo comparándolo con otro. No vale considerarlo válido o rechazarlo a priori. ¿Es más democrático un país en el que los niños mueren más fácilmente de enfermedades curables que otro en el que no mueren gracias a la asistencia de su sanidad pública? ¿Son legítimamente válidos los elegidos en unas elecciones en las que no participaron más de la mitad de los electores y los jueces sentenciaron que las campañas electorales se financiaron ilegalmente?