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Entre las innumerables transiciones que están operando en el periodismo, la más evidente, y la más publicitada, hace referencia a la sustitución de un modelo de negocio basado en el papel y la generación de ingresos a través de la venta, por otro, el digital, más inmediato, de mucha mayor circulación y que suele depender de los recursos generados a través de la publicidad. Bajo esa capa, sin embargo, se ocultan numerosas cuestiones, referidas a la viabilidad económica de los proyectos periodísticos, al tipo de información que se publica y a sus características, al nuevo papel de los contenidos visuales y al perfil del nuevo periodista.
A todos nos ha llegado esa idea tan agorera de que la prensa ha muerto. Y es verdad, pero solo a medias. Lo que está desapareciendo es el modelo tradicional de negocio, pero no el interés por la información, que sigue vivito y coleando. Al menos eso es lo que opina el periodista Pascual Serrano, autor del libro La prensa ha muerto: ¡viva la prensa!. Nos lo cuenta Paloma Cortina.
Serrano no critica la revolución tecnológica, la imposición de los formatos audiovisuales, y el uso habitual de internet, redes sociales, y soportes como tablets, smartphones, etcétera, pero sí describe de forma crítica el panorama comunicacional actual e introduce el concepto de jibarización