La política de privatizaciones de empresas públicas iniciada por el gobierno del PSOE y continuada después por el Partido Popular le ha costado ochenta mil millones a las arcas públicas en concepto de comisiones bancarias por su participación en las operaciones.
El 60 % de esa tarta, es decir 48.000 millones, se la han repartido entre seis grandes bancos.
A la entidad que mejor le ha ido con las privatizaciones ha sido al Banco de Santander, presidido por Emilio Botín, que ha ingresado 7.947 millones de pesetas por las comisiones cobradas en concepto de coordinador global, asegurador y colocador. A poca distancia se encuentra Argentaria con 7.924 millones, seguida del BBV, con 7.780 millones. Después de estas tres entidades se sitúa el BCH (aún no se había fusionado con el Santander), que ingresó 7.312 pesetas, la Caixa, con 7.271 millones y Caja Madrid que obtuvo 7.053 millones. Todos los datos proceden de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
A estos costes directos hay que sumar otros costes indirectos que han recaído sobre los procesos de privatización y que han supuesto para la Administración un coste total del 8’4 % del precio de las privatizaciones, es decir, más de 336.000 millones de pesetas de patrimonio público que se han esfumado desde junio de 1996.
Pero el negocio todavía no se ha terminado para los bancos. Se aproxima la OPV (Oferta Pública de Venta) de Iberia, que generará más ingresos para la banca mediante las comisiones y donde los coordinadores globales serán Merrill Lynch y el BSCH, la fusión del Banco de Santander y el Banco de Crédito Hipotecario.
