No basta con transmitir discurso ideológico y de opinión en las noticias, los medios lo hacen en todos sus formatos. En un programa liviano de cultura general en la cadena española Telecinco, propiedad de Berlusconi, preguntan el 29 de abril al concursante “Muñeco con hilos que puedes encontrar gobernando en Venezuela o en la antigua Europa del Este”. La concursante responde “títere” y acierta. A mi se me ocurre otra pregunta: “Gobernante que utiliza su cargo, su dinero y sus televisiones para mantener prostitutas, que logra evadir a la justicia haciendo las leyes a su antojo y que es dueño de esta televisión”. Y que la concursante responda: “Berlusconi”.
La ideologización está en todos los lugares. En numerosas ocasiones hemos escuchado calificar de populistas a algunos gobernantes, últimamente en América Latina. Lo hacen despectivamente recurriendo a un vocablo que no está en el diccionario de la Real Academia, pero que evoca algo negativo. Por si acaso alguien no lo percibiera así, algunos medios se han puesto a la labor de darle su propio contenido a la palabra “populismo”. Esta es la primera acepción que proporciona el diccionario del periódico El Mundo: “Movimiento político ruso de finales del sigloXIX, que aspiraba a la formación de un estado socialista de tipo campesino, contrario a la industrialización occidental”. O sea, que los populistas latinoamericanos, además de socialistas como los rusos, están en contra de la industrialización y nos quieren llevar al periodo agrícola. Ahora ya sólo resta empezar a calificar de populistas a los gobernantes que no son de su gusto.