Algunas veces los directores de los medios de comunicación son sinceros y, cuando escriben, ponen las cartas sobre la mesa y logramos saber sus intenciones. Es lo que sucedió en un artículo del José Antich, director del periódico La Vanguardia, el diario de mayor difusión en Cataluña el 7 de marzo. Trataba sobre la crisis entre el gobierno español y el venezolano por el asunto FARC-ETA, que en ese momento parecía superada tras el comunicado conjunto de ambos gobiernos condenando el terrorismo. Una mala noticia para quienes tienen como objetivo sembrar la cizaña. Aquí van dos frases del citado artículo: “”Mientras tanto, es exigible un punto de prudencia y de medida distancia con el presidente venezolano. Los muchos intereses económicos españoles en la zona así lo aconsejan… “. Y segunda: “Pero el Ejecutivo venezolano no puede ser tratado como un gobierno amigo ni recibir el trato que se merecería si fuera un aliado leal de España… “.
Las conclusiones están claras, el motivo por el que se debe aconsejar el gobierno no es ni el terrorismo ni el respeto a la soberanía de Venezuela, sino los intereses económicos. Y, por supuesto, el gobierno español no debe tratar al gobierno venezolano como un gobierno amigo. ¿Por qué? Porque lo ha dicho un periódico, ¿no es suficiente?