El 27 de enero, con motivo de la muerte del dictador indonesio Suharto, la agencia española Efe emitió un cable [1] donde repasa su trayectoria. A excepción del titular donde se dirige a Suharto como “ex dictador”, todo el texto rezuma complacencia y apología. Suharto dio un golpe de estado con el apoyo de la CIA seguido de una represión que asesinó entre medio millón y un millón de militantes comunistas en lo que se convirtió en uno de los más grandes genocidios del siglo XX. En 1975 las tropas indonesias invadieron Timor Este por orden de Suharto tras la salida de Portugal masacrando a un tercio de su población, doscientas mil personas.
Esos genocidios los explica el subtítulo de Efe con la expresión “dirigió con mano de hierro Indonesia durante treinta años”.
Añade en el primer párrafo que murió “sin haber sido nunca juzgado por corrupción y con el respeto de la mayoría de su pueblo”. Repasa la cándida infancia del dictador que termina con la
forja una triunfal carrera castrense que le imprime su peculiar estilo y carácter autoritario: coronel (1957), brigadier (1960) y comandante general (1962).
En una época donde la amenaza comunista planea por todo el Sudeste Asiático, algunas unidades militares apoyadas por el Partido Comunista de Indonesia protagonizan el 30 de septiembre de 1965 una intentona golpista que se salda con la muerte de seis generales.
La respuesta de Suharto es contundente y aplasta durante los meses siguientes toda oposición: cerca de medio millón de personas murieron en la "purga" de comunistas.
Los comunistas se murieron, no los asesinó ningún dictador. También omite que además de asesinar a los comunitas y proscribir su partido, depuró el parlamento y el gobierno de miembros leales a Sukarno -el anterior presidente, líder de la independencia de Indonesia que no era comunista-, encarceló y persiguió mediante escuadrones de la muerte a todo de opositores, eliminó los sindicatos independientes y estableció la censura en la prensa.
la Asamblea Nacional le nombra presidente de la nación y da comienzo la era del Nuevo Orden: estabilidad, crecimiento, desarrollo y orden.
La agencia tiene el cinismo de llamar a la dictadura “democracia vigilada” y al dictador “general de sonrisa constante, voz clara y fuerte, y de hablar pausado”:
La ‘democracia vigilada’ permite un progreso económico notable y el general de sonrisa constante, voz clara y fuerte, y de hablar pausado, pasa a convertirse entre su pueblo en Bapak Pembangunan (Padre desarrollo).
Reconocen su corrupción, pero también su generosidad cuando “anuncia su dimisión por el bien de la nación”.
Y recuerda Efe que “la figura de Suharto conserva un respeto profundo entre la mayoría de los 230 millones de indonesios”, según una encuesta cuyo origen no cita. No sabemos si le pregunto a la familia del millón de asesinados.
Por supuesto, la invasión de Timor y el asesinato de la tercera parte de la población es un detalle del que se olvida en la biografía de Suharto.
[1] Lo pudimos leer en Público ese mismo día http://www.publico.es/internacional/041824/muere/ex/dictador/suharto