Foto: El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, el pasado miércoles en el Congreso. / Efe
El pasado 17 de febrero el vicepresidente Pablo Iglesias intervino en el Congreso durante poco más de doce minutos para hablar del poder mediático y su papel determinante en la democracia.
En realidad Iglesias no descubrió nada nuevo, no aportó ninguna información que no supiéramos, no ofreció ningún dato novedoso, no argumentó algo que no se haya dicho y escrito muchas veces. Sin embargo, sí hay algo excepcional en lo que sucedió, sí que resultó emocionante, sí que nos encontramos ante una intervención fuera de lo común, muy alejada de lo habitual. Y porque tuvo el valor de, desde el cargo más alto de un país hasta ahora, en el lugar más legítimo y valioso de la democracia (el Parlamento), decir lo que nadie había dicho.
Ya comenzó advirtiéndolo en su discurso: “No es habitual que se debata en el Congreso cual es el papel de los medios de comunicación en las sociedades democráticas, es un tema tabú, síntoma de una carencia de nuestra democracia”, vino a señalar. Claro que no es habitual, los políticos se dedican a criticar a los otros políticos, a defender posiciones y propuestas a favor de los sectores sociales con los que se identifican, pero nunca a denunciar a los actores que tienen el poder para decidir qué mensaje y qué imagen de ti va a llegar a los ciudadanos.
Los hermanos Carlos y Pedro Fernández Liria y Luis Alegre se dedican a explicarnos en su sentido más original, términos tan vapuleados por la demagogia como la ciudadanía, la libertad, el derecho, la Ilustración, la democracia y el capitalismo.
Este es un libro que se veía venir. Como se dice en su introducción, “los hombres de la CIA están detrás de casi todos los principales acontecimientos políticos y militares de nuestra historia reciente”, y eso era de conocimiento público, unos lo presumían y otros tenían suficientes elementos para estar convencidos. La duda es si ese libro que abordara el papel de la CIA en España iba a estar a la suficiente altura de calidad y compromiso con la verdad. Y Alfredo Grimaldos lo ha logrado sin duda alguna.
Al igual que el primero, El Informe Lugano II se presenta con el recurso formal de ficción de un informe encargado por la elite financiera a un grupo de sabios.
Rafael Poch-de-Feliu fue veinte años corresponsal en Moscú y Pekín, además de otros nueve en Berlín y en Europa del Este. Es uno de los periodistas españoles que más conoce la geopolítica de Rusia y su entorno. Con él repasamos el conflicto de Ucrania, los antecedentes, las intenciones y estrategias de todos los actores y las posibles perspectivas.
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