Ya tenemos comúnmente aceptada la expresión cloacas de Interior o cloacas policiales. Entendemos por esas cloacas el sistema de conseguir información reservada con un interés espurio. Eso no sería tan grave si esa información fuera verdadera y de interés público, el problema es si es falsa y se fundamenta en cuestiones íntimas o personales. En este caso, lo difundido será puro producto de cloaca, o sea, mierda.
El ejemplo de actualidad es lo sucedido con Podemos. Las cloacas policiales de Interior difundieron información falsa, o personal e íntima, con el objeto de atacar a este partido, precisamente en el momento en que algunos veían con preocupación una posible llegada al gobierno. Lo que parece olvidarse es que para que tengan fundamento y eficacia las cloacas necesitan de medios de comunicación y periodistas (es un modo de llamarles para entendernos) con los que salpicar su información a la opinión pública.
En el caso de Podemos los diferentes infundios procedentes de las cloacas, y que se han demostrado falsos, iban apareciendo en numerosos medios, desde El Confidencial a El País, pasando por ABC, El Mundo y, por supuesto, OkDiario de Eduardo Inda. Toda una coral de chapoteo en el estercolero y una bola de mierda sigue creciendo.