Pascual Serrano
El País del 8 de abril escribía sobre “ese nuevo, gran y complejísimo nuevo problema que atosiga a la zona euro, la baja —demasiado baja— inflación y su consiguiente riesgo de deflación”. Es decir, que los productos suban poco su precio o incluso bajen. Incluso el Banco Central Europeo, que no interviene cuando los países necesitan dinero o sus ciudadanos padecen necesidades, lo hace para evitar que los precios no suban bastante. Sobre el “anuncio del presidente del BCE, Mario Draghi, de que está decidido a actuar si la inflación sigue baja” informaba también El País el 3 de abril.
Parece que a editorialistas y dirigentes de la troika la subida de los precios no les crea problemas sino, al contrario, el drama es la bajada. Solo en 2012 lo salarios bajaron en España un 8,5%. Pero ellos no son de esos humanos que cada vez están cobrando menos -aunque aumente la inflación- y para los que una bajada del precio de los productos no es una mala noticia. Han maniobrado para que los salarios bajasen y la productividad aumentara y ahora les molesta que los precios no aumenten. La nota de prensa del 17 de septiembre de 2013 de la encuesta de costes laborales del INE, señalaba que el coste laboral de las empresas había bajado un 0,3% en el segundo trimestre de 2013. A ello había que añadirle que las horas trabajadas habían crecido un 2,1%. Por tanto, a los empresarios les salía un 2,4% más barato el coste laboral por hora.
Los directivos empresariales y políticos europeos no tienen ningún interés en que baje el precio de los productos puesto que la retribución media de los consejos de administración de las compañías del IBEX 35 durante 2013 fue de 7,9 millones de euros y la de los consejeros ejecutivos 2,2 millones. Por su parte, la directora del FMI, Christine Lagarde, que en junio de 2012 recomendaba l a España que recortara los sueldos de los empleados y aumentase el IVA (Europa Press, 15-6-2012), cobra casi 29.000 euros netos mensuales, 962 euros cada día. Y cuando termine su mandato de cinco años tiene asegurado un sueldo vitalicio del 80% de su nómina.
El comisario de Economía de la Unión Europea, Olli Rehn, diputado europeo desde 1995, cobra 23.000 euros al mes. Y no nos olvidamos de Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo que decía estar dispuesto a actuar si no suben los precios. Este partidario entusiasta de la contención salarial cobró en 2012 374.124 euros.
Esta banda es la que primero nos convenció para que compráramos pisos aunque no tuviéramos dinero porque su precio nunca bajaría, después que el dinero de los impuestos había que destinarlo a salvar a los bancos privados porque el país se desplomaba, luego que debíamos apretarnos el cinturón y soportar menos servicios públicos porque habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades; y ahora que tenemos un problema si los bienes y servicios comienzan a costar menos. Creo que lo más inteligente para los que no sabemos de economía es escucharles para directamente pensar en lo contrario de lo que digan.
(Los datos de los que no citamos fuente proceden del libro Tipos infames, de Carlos Fonseca, Temas de Hoy)
Pascual Serrano es periodista. Su último libro es La culpa es de los libros (Icaria)