Durante los últimos días, fechas de vísperas electorales en las que el debate ciudadano y mediático debería girar en torno a programas políticos, dos temas han acaparado la agenda: la presencia o retirada de lazos amarillos en los edificios públicos de Catalunya y las declaraciones de Santiago Abascal, candidato electoral de un partido sin representación parlamentaria nacional, sobre la libre tenencia de armas hechas a una revista de caza. Cualquier ciudadano estará de acuerdo conmigo en que ninguno de los dos temas tiene fundamento alguno para acaparar toda esa atención.
Preguntados la mayoría de los analistas sobre la cuestión, casi todos comienzan diciendo que el asunto no lo merece para, a continuación, no sabemos si por sumisión al medio que le pregunta o simple amabilidad, responden y terminan formando parte del show. Con respecto a los políticos sucede algo similar, no importa si, como yo y muchos de ustedes, consideran que no son asuntos relevantes para abordar en el debate político preelectoral, al final se ven obligados a responder a los micrófonos y se incorporan al teatro.