No sé si fue hace quince o veinte años cuando conocí a Manuel Fernández-Cuesta. Vivía entonces en Milán y cada vez que llegaba a Madrid repasábamos la actualidad pública de la política y la privada, Manuel, Mariano Asenjo –por entonces redactor-jefe de Mundo Obrero– y yo. Los tres con la complicidad de quienes se sentían libres y a nadie nada debíamos. Luego Manuel dejó Italia y vino a Madrid y acabó sustituyendo a Mariano al frente de Mundo Obrero. De Milán a jefe de Mundo Obrero, y seguía sintiendo y diciendo lo mismo.
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En los últimos días existe un debate político-ideológico-cultural en torno a varios artistas. Por un lado el cartel anunciador del concierto de Zahara en Toledo, donde la cantante aparece vestida como la Virgen María y con un niño en brazos, simulando una madonna renacentista. Por otro, un tuit del cantante C. Tangana para promocionar su nueva canción »Yate».
Por regla general, la trascendencia internacional de la política de un gobierno se limita a los países colindantes o los de su región, solo en algunos temas sus decisiones tienen una proyección global con asuntos como el calentamiento global o algunas políticas bélicas que alteran el equilibrio mundial, sobre todo si hablamos de una potencia.
La periodista Olga Rodríguez nos cuenta en su últmo libro la historia del bloguero egipcio Kareem el Behirey. Vale la pena conocerla para compararla con la bloguera cubana Yoani Sánchez.
Nuestra racional Europa mercantilista no entendió la revolución bolivariana, no entendió a Chávez y ahora tampoco entiende ni el dolor que ha provocado su muerte en los venezolanos, ni su funeral, ni su duelo, ni su embalsamamiento.