El pasado domingo 1 de octubre se celebraba en la Base Aérea de Albacete la jornada de puertas abiertas, enmarcada dentro de un evento que llaman «NATO Tiger Meet 2006», según informaba la prensa. No es pues ningún ejercicio de soberanía nacional, función constitucional de las Fuerzas Armadas, con una denominación ya en inglés.
Parece que Albacete es la sede del Ala 14 y del 142 Escuadrón de Combate de la fuerza aérea española, motivo por lo que se eligió esa provincia.
Es peculiar como presenta la crónica la periodista del periódico regional La Tribuna al día siguiente: “Ya a las 11:00 horas de la mañana, fecha de inicio de la jornada, el acceso a la Base Aérea de Albacete era un hervidero de coches y personas, que llegaban a la Base dispuestos a pasar una divertida mañana de domingo”. Fue toda una página de culto a la guerra y a la muerte. La antitesis de lo que debería ser una educación para la paz.
“Niños, grandes y pequeños no quisieron perderse este espectáculo, siendo muchos los que llevaban sus cámaras de vídeo o de fotos para inmortalizar el momento junto con algún espectacular avión o helicóptero de combate de la Alianza Atlántica” escribe la cronista. Olvidó detallar la capacidad de disparo, el sistema de lanzamiento de bombas de racismo coloridas que explotan en un amplio radio de acción destruyendo todo a su paso. Algunas pueden permanecer en la zona durante meses esperando que un niño las explosione accidentalmente. También hubiera sido ilustrativo explicar cómo ese tipo de aviones son los que se utilizan para lanza el fósforo blanco en Iraq, muy eficaz para arrancar la piel a tiras de los desdichados que se encuentran en su paso. Hay fotos muy interesantes de cómo quedan los cadáveres para añadir al álbum de recuerdo de ese día en la base de Albacete.
Continúa la crónica: “También por toda la pista había distribuidos pequeños puestos o chiringuitos instalados por los Escuadrones participantes con todo tipo de material y «souvenirs» del evento a la venta: desde gorras, camisetas, llaveros, bolígrafos, pañuelos, etc…”. Así los niños en lugar de ir al colegio con una horterada de gorra con la paloma de la paz, florecitas o llamamientos de convivencia o tolerancia, pueden llevar una flamante imagen de un F16 bombardeando un colegio en Faluya o una celebración familiar en Kabul, ¿acaso no han bombardeado eso?
Dos días después se supo que las tropas españolas en Iraq habían dado muerte a cien personas. Así se cuenta en el libro que salió el martes cuatro a la venta con los detalles de los combates que se libraron en Diwaniya y Nayaf . Titulado “ Y al final, la guerra” , del militar profesional e historiador Luis Miguel Francisco Iglesias, en colaboración con el escritor Lorenzo Silva, se narra por primera vez las proezas de esos aviones que tanto amenizaron y alegraron el domingo a la población de Albacete.