Hay una expresión, utilizada para mostrar la miseria de algún periodismo, que dice “no dejes que la realidad te estropee una buena noticia”. Algo similar ha sucedido en un par de situaciones de la política municipal reciente que, además, tienen bastante en común. Un cargo de gobierno hace unos comentarios, la oposición los saca de contexto y terminan siendo de dominio público con el sentido contrario con el que fueron dichas porque los medios se encuentran con unas declaraciones jugosas y, sin buscar la fuente o grabación original ni contrastar, las lanzan tal cómo les llegan. Al final no importa que el afectado o los afectados intenten aclararlo, que exista un documento que muestre que lo difundido es diametralmente opuesto a lo que se quiso decir, los medios ya no rectifican, se quedarían sin noticia, porque algo razonable no interesa y además el medio quedaría desautorizado al mostrarse que la primera declaración no se ajustaba a la realidad.