Se suele hablar mucho de la autocensura en los periodistas pero, en estos tiempos, en los que gran parte del periodismo se concreta a través de las redes sociales, también es importante analizar cuánta se produce en las redes. Una investigación elaborada conjuntamente por Facebook y la Universidad Carnegie Mellon afirma que “de los 3,9 millones de usuarios de nuestro estudio, el 71% se autocensuró en al menos un post o un comentario a lo largo de los 17 días que duró nuestro análisis, confirmando que este comportamiento es algo habitual. Los posts se censuraron más que los comentarios (33% versus 13%). También encontramos que los usuarios que tienen como objetivo una audiencia específica se autocensuran más que los que no buscan un público concreto”. Si bien pensar las cosas antes de lanzarlas al ciberespacio es algo muy acertado, los analistas señalan que acudimos a las redes sociales a socializar, informarnos, conocer gente, reafirmarnos… Si no se generan historias e interacciones suficientes, la red pierde valor según el estudio. En Facebook se juntan nuestros compañeros del colegio, de la universidad, del trabajo, la familia… Nuestra diversificada red de amigos nos puede conducir a lo que se conoce como un colapso del contexto. Para gestionar este riesgo la gente recurre a estrategias mentales como limitar sus revelaciones a un contenido que les parece apropiado para todos los miembros de su red. A esto se le conoce como enfoque del menor denominador común. Los investigadores señalan que “muchas cuestiones relacionadas con la autocensura se deben a preocupaciones relacionadas con la audiencia”.