Algunas noticias pueden resultar muy pedagógicas para explicar el funcionamiento de nuestro sistema económico y social. Dos de ellas las hemos podido encontrar en los últimos días en la prensa.
La primera es que los empresarios españoles no pagan a los trabajadores casi el 60% de las horas extraordinarias ( Infolibre, 22 de agosto). Evidentemente eso es un delito. Supongamos un mínimo de diez o quince euros por hora extra, estamos hablando de un robo multimillonario. Un delito que, aun estando contemplado en la ley y existiendo la vía judicial para que el trabajador reclame, es obvio que no sucede, de ahí que seis de cada diez horas se trabajen gratis. La razón es evidente: una reserva de seis millones de parados y la opción de un despido libre o un contrato precario permiten al empresario un chantaje que hace que el trabajador se someta a todos los abusos por ilegales que sean.